XXIV

256 39 16
                                    

Niall estaba sentado lo más lejos de los presentes posible, casi con dos asientos de por medio. Incluso prefería no estar ahí, pero Liam había insistido.

Era la hora del desayuno, el dichoso desayuno.

El joven alfa movía el tenedor de un lado al otro, sin levantar la mirada a los presentes en la mesa. Era más recomendable ni siquiera hablar... o respirar en lo que cabía.
no tenían una conversación amena, solo callaban o conversaban de negocios que Niall no entendía; como tratos que cerrar, personas con las que hablar, números demasiados grandes que guardar, hasta viajes al extranjero. Solo los que tenían su lugar en aquel espacio podían saber de todo ello y Niall no entendía porque él era uno de ellos.

No le había costado adaptarse a lo que se estaba convirtiendo su nueva vida, pero claramente extrañaba mucho a su familia, extrañaba Irlanda.

Hace meses que estaba en esa gigante mansión que parecía un castillo. Se intentaba adaptar a esa nueva rutina en la que no iba a una escuela normal, en la que ya no estaba en casa con su madre, en la que ya no tenía a sus amigos de toda la vida. Esto era completamente distinto a todo lo que conocía.
Estaba rodeado de alfas armados las 24 horas del día que hablaban un idioma desconocido para él. Temía que volvieran a venderlo a los malos y que su destino fuera otro... pero ahí estaba, compartiendo el desayuno con mafiosos y traficantes. Personas que tenían su pase directo al infierno. Y a pesar de todo ello se sentía completamente cómodo y a salvó.

Podía decir que al menos conocía a uno de ellos; una cara familiar entre todo ese caos. Tenía a Liam, a quien había conocido hace mucho tiempo atrás cuando él solo era un infante. Y luego estaba Louis, el omega que había salvado su vida. Lo admiraba tanto, admiraba su carácter severo, la manera en la que se comportaba delante de todos esos alfas.
Amaba pasar tiempo con él, aprendía muchas cosas interesantes. Podía contarle sus secretos sin miedo sabiendo que le daría un buen consejo y no le diría a nadie sobre ello.

— Si me disculpan deseo retirarme... — expresó con timidez.

— A delante, Niall — habló Louis, también interrumpiendo aquel incómodo silencio de la mesa.

Corrió su asiento para atrás y se levantó con su cabeza gacha. Antes de partir miró a Louis y le regaló una tímida sonrisa.

Dejó el establecimiento a pasos rápidos para dirigirse al patio delantero.

Huía de ahí por una sola razón, una de ojos avellanas y rostro serio. No podía estar cerca de él sin que la respiración se le acelerará más de lo que deseaba, y le era muy complicado no verlo cuando lo tenía sentado a su lado.

El aroma a pino y menta podía ser tan embriagador que incluso le daba náuseas.

Una brisa de aire fresco de la mañana movió sus cabellos rubios haciéndole exhalar el aire de sus pulmones.

El jardín estaba igual de hermoso que siempre, con sus caminos de flores, sus rosales, todo cubierto por el manto de la mañana y su rocío. La fuente de piedra liberaba el agua con lentitud haciendo todo mucho más pacífico y tranquilo para el irlandés.

Bajo los cortos escalones que lo separaban del suelo con la intención de dirigirse hasta una de las puntas del muro.

Iba a aprovechar de una vez por todas estar solo. Siempre alguien lo acompañaba por dónde quiera que dirija; Liam, Harry, hasta Louis pasaban con él la mayoría del tiempo... todos menos Zayn.

Sabía que ese alfa era algo idiota, Louis se lo había dicho y él lo había visto con sus propios ojos. Pero no podía evitar tener esas inmensas ganas de que sea él el que lo acompañe. Quería pasar un tiempo a solas y poder solo tener una digna conversación.

Cittá Divisa: 𝕭𝖊𝖑𝖎𝖆𝖑 |Larry|Where stories live. Discover now