XIII

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Era una noche tranquila, los Tomlinson estaban cenando en familia. Los dos niños jugaban con su comida, sin hambre.
Valentino suspiro y se levantó de su lugar para ir hasta donde Alonzo estaba sentado.

Su hijo mayor le sonrió a su padre y dejo las verduras en paz.

— ¿No tienes hambre, amor? — acaricio la cabeza de su heredero con una sonrisa en su rostro mostrando que dejaba ver lo cansado que estaba

— No, no tengo — le respondió mientras lo miraba y se dejaba mimar por el mayor.

— ¿Quieres que te lleve a la cama? — el menor asintió  y estiró sus brazos para que lo cargue. Alonzo enredo sus piernas en las caderas de Valentino y apoyo su cabeza en el pecho de su padre — ¿Tú llevas a Lou? — le pregunto a su omega.

— Si — le respondió mientras sonreía. El alfa de ojos azules se acercó hasta donde estaba. Unió sus labios en un corto beso antes de marcharse y subir por las escaleras.

Suspiro y se quedó mirando a su pequeño que jugaba con su comida. Louis, su niño especial que con solo tres años ya se comportaba como un mayor. El pequeño cachorro frunció su seño y estiró su diminuta mano para tocar su rostro, lo acaricio con cuidado y luego tocó su nariz.

— ¿Vamos a la cama? — le preguntó al menor mientras tomaba su mano y le daba un corto beso. 

— ¿Contigo? — preguntó con su vocecita mientras lo miraba con sus ojos azules bien abiertos, idénticos a su padre.

— ¿No prefieres ir a tu cuarto? Yo me quedaré hasta que duermas — acaricio su suave rostro. El niño acunó su mejilla ahí, disfrutando del tacto que le otorgaba.

— Bien.

Se levantó de su lugar y Louis estiró sus brazos para que lo cargue. Se relajo cuando sintió su dulce aroma a flores silvestres que su pequeño tenía, incluso se podía sentir su sutil fragancia a gengibre que había heredado de él. El omega mesio a su bebé y este se quedó con sus ojos puestos en él.

— ¿Qué tienes, amor? ¿Cómo la pasaste sin nosotros? — acaricio sus finos cabellos y le sonrío con ternura mientras inclinaba sus pies de un lado al otro para relajarlo. A Louis le gustaba oír los latidos de su corazón.

— Bien. Jugué — el bebé no dejaba de mirar a su padre.

El omega se acercó hasta su frente y le dió un corto beso. Le dió lentas caricias en su espalda hasta que el menor de sus hijos cerro los ojos.

Se alejo de la mesa y comenzó a caminar a pasos lentos hasta salir del gran comedor dónde solo ellos cuatro estaban cenando. Llegó al salón para dirigirse hasta las escaleras. Subió los peldaños con lentitud para asegurarse que Louis no despertará.
Comenzó a caminar por el apagado pasillo hasta el cuarto de su hijo mientras tarareaba una dulce melodía. Paro su andar cuando llegó a la puerta dónde Louis dormía.

Saco la mano que tenía en la espalda del castaño y abrió la perilla. Cerro la puerta nuevamente. Se acercó hasta la cuna blanca y grande que estaba en la inmensa habitación de su bebé. Lo acostó con cuidado entre los peluches que tenía y apoyo su diminuta cabecita en la suave almohada. Louis se quejo y se movió en su cuna abriendo sus ojos de nuevo. Rápidamente lo tapo con las mantas y le dió  uno de los peluches en forma de oso y en color blanco.

— Iré por tu pijama, no te duermas aún. — lo señaló con su dedo mientras se alejaba.

Stolto. — pronunció el niño cuando se dió la vuelta para ir por las prendas.

El omega arrugo su seño y giró sobre sus talones para mirar al pequeño — ¿Que dijiste, Louis?

Stoltorepitió. Como pudo se sentó en la cama para poder mirar a su padre del otro lado de las barandillas de la cuna blanca.

Cittá Divisa: 𝕭𝖊𝖑𝖎𝖆𝖑 |Larry|Where stories live. Discover now