XXVIII

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El día número 28 de ese mes era algo difícil de sobrellevar para todos, no era un montón de celebrar ni mucho menos. Era el aniversario de la muerte de Alonzo, un joven omega que era amador por todos los suyos.

En especial, por Liam, por su alma gemela. Liam, el que alguna vez fue el amor de su vida.

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Un día antes de que Alonzo muriera

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— Liam, vamos no tenemos mucho tiempo hasta que Louis despierte — susurro el omega tomando la mano del alfa.

Liam se soltó de su agarre. Estaba enojado con él, realmente lo estaba.

— No voy a ir contigo a ningún lado. — se cruzó de brazos y negó con su cabeza — Sigo enfadado, Al... Tú me jugaste una broma muy pesada.

El omega se quejo tirando la cabeza para atrás. Gruño bajo.

— Bien, pues tú te lo pierdes Li. Luego no vengas quejándote de que no te hablo — también se cruzó de brazos.

Los mejores amigos eran demaciados tercos como para aceptar que estaban equivocados.

— Me iré yo solo y me secuestran será tu culpa. Ojalá puedas seguir viviendo con mi recuerdo en tu mente. Porque puede que jamás venga.

Liam gruño. No iba a dejarlo solo, lo sabía.

— Voy contigo — Alonzo sonrió satisfecho. Volvió a tomar la mano del alfa y tiro de él hasta los jardines. Ya era tarde, el ocaso estaba apareciendo. El hermoso sol comenzaba a colocarse en el horizonte. — Pero sigo enfadado.

Las nubes se teñian de rojo fuego, mezclado con un naranja. Los jóvenes amigos salieron de la fortaleza por la puerta delantera. Nadie los vio para su suerte. El omega abrió la puerta y lo ayudo a pasar para luego salir él.
Tocaron la calle de tierra y luego el pasto crecido. El ojiazul paso su mano por el muro sacando un par de hojas de la enredadera que había ahí.

Se volteo a mirar a Liam y le regaló una sonrisa brillante. El alfa quedó hipnotizado ante ese gesto sin embargo  no hizo nada más que seguirlo por el muro. Lo estaban rodeando para entrar al bosque donde estaba este pequeño escondite de los omegas. Cuando se aseguraron que las cámaras no lo veían el alfa se acercó hasta el ojiazul para tomarlo de la cintura y continuar su camino así.

Alonzo se tenso pero ese conocido sentimiento que se hizo presente en su vientre.

— El que llega primero gana — dijo el omega antes de separarse y salir corriendo en dirección al bosque. Sus pies pisaban con firmeza el césped verde ya algo crecido. Levantó varias hojas a su paso.

Alonzo era rápido  al igual que Liam, quien rápidamente lo alcanzó.

Se miraron y sonrieron antes de volver a su competencia. Liam paro a mitad del camino dejando que el rubio lo rebasará, este al ver que su compañero no estaba también se detuvo, se dió la vuelta para ver cómo el castaño se acercaba con una sonrisa y con la respiración acelerada.

— Eres un tramposo, no tienes que dejarme ganas porque lo hubiera hecho de todas formas — dijo sonriendo de vuelta.

— Eres realmente humilde Al — ironizó. — Pero yo te hubiera ganado y tú te hubieras enojado como la vez anterior.

Cittá Divisa: 𝕭𝖊𝖑𝖎𝖆𝖑 |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora