Capítulo 28: Millones.

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—¿Poché, eres tú? —Escuchamos una voz femenina a nuestras espaldas —¡Poché! ¡Mi amor!

Nuestras risas pararon, me despegué de María José unos cuantos centímetros solo para lograr ver a la dueña de esa voz, yo la había visto en alguna parte, su rostro me resultaba conocido, pero no lograba recordar de donde.  

—¡Ximena! ¿Qué tal? —La ex peliazulada rodeo mi cintura con uno de sus brazos mientras saludaba a la mujer postrada a unos cuantos pasos de nosotras. No me gustó nada la forma en que esa chica miraba a mi novia, no me gustaba ni un poco. 

—¡Es una sorpresa verte por aquí! ¿Vacaciones? —Sonrió mostrando una perfecta línea de dientes blancos. —No sabía que podías darte esta clase de lujos. —Fruncí mi ceño ante su comentario. ¿A caso estaba insinuando que mi novia no podría pagarse unas vacaciones? —Ya veo que ser barista, al final de cuentas sí deja algo —

—Sí, bueno... —María José se puso nerviosa —En realidad no...

—Me abandonaste, amorcito —Formó un puchero con sus labios. —Te fuiste sin avisar.

—Me despedí de tu padre, tenía que renunciar, no podía dejar el empleo así cómo así. 

—Pero debiste decirme a mí. —

—Lo siento, Xime, me despedí solo de mis amigos más cercanos, amm... todo fue muy rápido. —Poché me sonrió regalándome una leve caricia en la cintura con su dedo pulgar.

—Pero yo era más que tu amiga, baby

—Sabes que eso no es así. —

—¿Te sigues resistiendo? —

—Lo siento, Ximena. Por cierto, te presento a Daniela —Me señaló con una sonrisa y los ojos brillando de orgullo—Mi novia.

—Ah... Mucho gusto —Me sonrió de la manera más hipócrita en la que me han saludado alguna vez y eso que a lo largo de mi vida he aprendido a diferenciar de un saludo amable, uno con interés, uno falso o por compromiso. La vieja le estaba coqueteando a mi novia sin descaro así que era facil reconocer su tipo de saludo. —¿Cómo es que estás aquí, Poch? 

—Es una excelente artista —Interrumpí. —Si está aquí disfrutando de unas vacaciones es gracias a sus pinturas. 

—Esos dedos mágicos que prometiste presentarme alguna vez...—Miré a mi novia quien solo bajó la cabeza, rascó su cabeza con nerviosismo y asintió —¿Sigue en pie la oferta? —

La sangre me ardía y preferí no permanecer más en ese lugar, retiré el brazo de la chica de mi cintura sin siquiera mirarla y me alejé de su lado.

—Dani no... —Me tomó del brazo —No es lo que tú piensas... o sea, sí pero

—Ya entendí, María José...

—No amor yo...

—Alteza, para ti. —Recorrí con la mirada a la tal Ximena y seguí mi camino de regreso a la cabaña. 

—¿Alteza? —Alcancé a escuchar que la chica dijo entre risas —¿Ahora te metiste con una gomela que tiene aires de princesa? — Preferí no seguir escuchando nada y seguí mi camino. 

Sentía la cara roja y caliente de la furia que me recorría el cuerpo entero, el corazón me latía desenfrenado, sin control. Corrí lo más rápido que pude hasta el lugar donde me hospedaba con María José. Comencé a sentir cómo poco a poco el aire me faltaba, la respiración se me aceleraba cada vez más. A lo lejos escuché los gritos de la pintora llamarme por mi nombre, pero aunque el aire me faltara decidí no parar y seguir mi carrera por el bosque, las gotas de lluvia comenzaron a caer haciendo más dramático el momento. Las experiencias que he vivido con esa chiquita de cabellos llamativos son algo que jamás creí conocer, escenas que veía lejanas, muy alejadas de la realidad en la que estaba acostumbrada vivir. Una realidad donde el amor para mí no era algo posible, el correr, escapar de palacio, conocer la libertad no estaba en mis planes, enamorarme no estaba en mis planes, nada de lo que trajo María José con sigo tenía planeado. 

Un Corazón Para La Realeza.-Calle y PochéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora