Capítulo 5: Libre Al Fin

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Me coloqué la chaqueta de cuero negra, acomodé un poco mi cabello y sonreí al ver el resultado. Me había vestido completamente de negro por primera vez, y no podría quejarme, el jean se amoldaba a la perfección en mis piernas, al igual que la blusa de botones.

- ¡Por Dios! La vas a matar - Sonreí. - Te ves preciosa, Dani. -

- Gracias -

- ¿Estas lista? - Asentí. - Bueno, llamaré a los Gorilones para decirles que saldré a comprar cualquier cosa, y necesito su ayuda, ya investigué algún lugar que claramente esté cerrado ahora, tienes buen tiempo para salir sin que te sigan. -

- Gracias, otra vez - Rodee el cuerpo de Laura con mis brazos apretandola fuertemente en un abrazo. - Eres la mejor. -

- Lo sé. - Elevó su mentón. - Te enviaré un mensaje en cuanto estemos en el auto, para que salgas. - Asentí - Suerte. - Besó mi mejilla y salió de la habitación.

Los nervios me estaban matando, hace al menos cinco minutos antes, Poché me había enviado un mensaje diciendo que ya estaba esperándome las manos me sudaban sentía el cuerpo temblar y los latidos de mi corazón lo hacían casi querer salirse de mi pecho.

En cuanto recibí el mensaje de Laura diciendo que ya estaban en el auto, tomé la llave de la habitación junto con un pequeño obsequio que había ido a comprar rápido y salí, bajé el ascensor hasta recepción.

- Hola, buenas noches. - Saludé amable a la chica.

- Su alteza - Rodee los ojos - ¿Se le ofrece algo? No sabíamos que saldría para pedir el auto y la seguridad del hotel. - Trató de marcar una extensión pero la interrumpí.

- Necesito tu ayuda. -

- Lo que desee - Sonreí.

- Necesito salir por la puerta trasera, Sin que nadie me vea. - Me miró confundida.

- ¿Requiere de seguridad? -

- No, requiero de que me lleves a la parte de atrás, sin decirle a nadie, tengo que salir por la entrada de personal. No hagas preguntas, si me va a costar algo el favor no importa. - Coloqué mis manos bajo mi barbilla para suplicarle - ¿No has tenido días donde quisieras que nadie sepa quién eres, Días en los que simplemente quieres ser libre y hacer lo que se te de la gana? - Ella asintió

- La voy a ayudar. - Tomó su chaqueta y salió de detrás del mostrador, la seguí por la recepción hasta una puerta con un letrero "Solo Personal Autorizado" entramos sin hacer ruido y caminamos por un pasillo largo y con poca luz, de nuevo los nervios se apoderaron de mí, antes de entrar a una clase de recepción me pidió que esperara, habló con una señora y al momento en que la puerta se abría dejando entrar a dos hombres que cargaban unas cajas, me hizo una señal para que corriera y así lo hice, aproveché que la visión de los tipos era nula y salí antes de que la puerta se cerrara por completo. Llevé una mano a mi pecho tratando de calmar mi respiración.

- ¿Qué tal tu escape? - Levanté mi mirada y la vi, recargada sobre la pared, llevaba jeans desteñidos y rotos de las rodillas, camisa básica blanca, converse del mismo color y un beani rosado fluorescente sobre su cabeza, se veía hermosa. -

- Muy nervioso - Rei.

- Te vez hermosa. - Me Susurró acercándose para besar mi mejilla, mi corazón se detuvo.

- Tu también. -

- Sabía que verte sonrojada sería mil veces mejor que imaginarte -

Mis mejillas se encendieron en un nivel que podía sentir lo caliente de ellas, bajé mi mirada con una sonrisa de idiota, éste tipo de sensaciones resultaban nuevas para mí, jamás me había sonrojado antes con un comentario de ese estilo, pero lo más importante, nunca nadie me había visto de la manera en que ella lo hacía, su sonrisa ladeada me colocaba nerviosa, sus ojitos se achinaban un poco dando un aspecto muy tierno.

Un Corazón Para La Realeza.-Calle y PochéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora