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—No

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—No. Siéntete afortunada, solo contigo.

—¿Es algo que se lo dices a todas? —La mueca que hace me lo dice todo y yo sonrío. —Eso creía.

—¿Quieres algo de tomar Amy? —Kate habla rompiendo el silencio que se creo y yo asiento. —De acuerdo, regreso en un minuto.

La veo alejarse junto con Leo, y estoy muy segura de que no regresaran en un minuto. No los juzgo, si yo estuviera en su posición también me tardaría un poco más. Hay que aprovechar las situaciones.

Nunca me ha gustado estar sola con personas que no son cercanas a mí, pero se que debo hacer el intento de conocerlos y no salir corriendo, por más ganas que tenga. El pelirrojo de vez en cuando me mira y siento que su mirada es un poco recelosa, pero nada de que preocuparme; me siento un poco orgullosa de mí, ya que a pesar de que Marck este a menos de diez metros de mí, no me siento nada nerviosa. 

  Un gran logro.

Luca deja su mirada puesta sobre mí y yo enarco una ceja.

—¿Qué? —pregunto y el comienza a negar con una sonrisa.

—Nada.

—Ahora eres tú el que me desgasta a mí con la mirada, que curioso.

—No te lo tomes tan personal chica.

—No lo hago, solo decía la verdad —, los demás nos miran y el sigue sin borrar su sonrisa.

—Es solo...—, sus ojos verdes se entrecierran y habla. —¿Con quien vienes?

—Con Kate —, vuelve a negar.

—Me refiero a... ¿Quién es tu cita?

—Ah... ¿mi cita? —él asiente —No vine con nadie, no sabia que para poder venir a una fiesta era necesario tener una cita.

—¿Tienes novio?

—¿Por qué me haces tantas preguntas?

—Todas las chicas vienen a las fiestas con citas, y si no tienen, es porque están en una relación.

—¿Quién es tu cita? —le devuelvo la pregunta y comienza a reír.

—No vine con nadie.

—¿Entonces tienes novia? —enarco una ceja y el aprieta sus labios para evitar reír.

—No...

—Mmmm, es raro. Porque todos los chicos vienen a las fiestas con citas y si no es así, es porque tienen pareja. —Copio sus palabras y el asiente.

—Bien, información recibida. —Me doy la vuelta y voy a sentarme a un sofá que está un poco alejado de los demás, pero no lo suficiente para que me mire como una solitaria.

Veo que alguien se acerca y se sienta a mi lado, sin necesidad de voltear a ver se quien es, su olor es bastante fuerte, y lo digo porque huele divino.

—¿Por qué huyes de mí?

L de Londres  *EN PROCESO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora