Las personas están destinadas a conocerse para hacer bien o mal en la vida de uno. Luca fue una de esas personas en la vida de Amy, se conocieron por casualidad y nunca esperaron lo que sucedería al final.
Después de todo algunas personas están des...
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El sol entra por el balcón, haciendo que al abrir mis ojos estos me ardan y los cierre de inmediato. Intento moverme para así quedar en contra de la luz, pero un cuerpo enorme sobre mí, no me lo permite.
No me había percatado hasta ahora que Luca se encuentra casi sobre mí, tiene su cabeza escondida en mi cuello, su brazo rodeando mi cintura por debajo de mi pijama y su pierna está enroscada con la mía. Ya decía yo que estaba bastante cómoda. No se como paso o cuando, pero Luca esta sin camisa, su piel más roja que hace unas horas y súper caliente.
Alguien va a hacer más drama que ayer...
Intento apartarlo para poder ponerme de pie, pero cuando lo hago se queja y me aprieta más contra él. Su agarre es fuerte y dudo poder salir de este sin despertarlo. No tengo idea de que horas serán, pero supongo que no tan tarde, él sol no está tan fuerte aún.
Vuelvo a moverme y me arrepiento al instante de hacerlo, porque el pelirrojo dormido profundamente a mi lado se acerca más a mí. Su respiración choca con mi cuello y hace que mi cuerpo se erice.
Creo que mejor lo despertamos.
O disfrutamos de su cercanía, esta sin camisa. SIN. CA MI SA.
—Luca —se queja y se acomoda. Se mueve bastante. —Ya es de día, ya amaneció, ya salió el sol, los pájaros cantan y los gallos hacen quiquiriquí.
Se vuelve a quejar, hace una mueca, algo bastante raro en él, normalmente siempre tiene la misma expresión. Es raro cuando no.
—¿Y si te despiertas para poner avena en tus lindos hombros? Se miran bastante mal y seguramente te duelen mucho...
Toco con un dedo su hombro, sintiendo lo caliente que se encuentra. Si alguien le pega, seguramente muere del dolor. Pobrecito.
—Igual fue tu culpa, ¿a quién se le ocurre no usar protector solar? Pero bueno, todos cometemos errores. —Suspiro, nunca creí que levantar a alguien fuera tan difícil. —Tengo hambre, ¿será que alguien se apiado de nosotros y ya hizo el desayuno? O tal vez todos siguen dormidos, menos yo... debería de dormirme, pero si ya es tarde perderé horas para pasarla afuer...
La mano de Luca cubre mi boca, cuando saca su cabeza de mi cuello siento un frío que nunca creí odiar y él con los ojos medio cerrados me ve.
—¿Siempre despiertas tan platicadora? Tu voz es encantadora Amy, siempre lo he dicho... pero es demasiado temprano para hablar...
Con mis ojos entrecerrados lo miro, indignadísima. Retiro su mano de mi boca, el se vuelve a acomodar sobre mi sin importarle.
Al menos ya no tiene frío tu cuellito.
—Lo dice el que ayer no dejaba de hablar. Al menos yo si te respondía —siento su cuerpo vibrar sobre mí cuando ríe. —Y pensé que estabas dormido.
