Las personas están destinadas a conocerse para hacer bien o mal en la vida de uno. Luca fue una de esas personas en la vida de Amy, se conocieron por casualidad y nunca esperaron lo que sucedería al final.
Después de todo algunas personas están des...
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Parte 1
El tiempo últimamente pasa más rápido de lo habitual. Quedan pocos meses para que el año terminé y no puedo estar más que feliz por todo lo que ha pasado. No todos los días han sido los mejores, pero logre superarlos con ayuda de las personas que más quiero.
Hace ya más de dos semanas y media que fue el cumpleaños de mamá, el día que Luca escucho mi historia, el día que llore incontrolablemente, pero a pesar de eso él nunca se fue. Ahora mi abuela quiere que lo invité al siguiente almuerzo familiar. Es increíble como Luca tiene un encanto sobre mi familia, todas quedaron fascinadas.
Y tu también.
Hoy estoy sola en casa, decidí convertirme en un ser productivo, por lo que me encuentro arreglando mi habitación —la cuál es un desastre —. Mamá se fue hace ya unas horas, recordando que regresaría mañana por la tarde y que no olvidará cerrar la puerta principal con seguro. Desde el instante en el que se fue la deje con seguro, porque seguramente lo olvidaría.
Recojo una calceta que creí haber perdido y la meto en mi canasto de ropa. Tengo tanto que hacer...
—Perdón duendes de mi casa, ustedes nunca se llevaron esa calceta.
La música que se reproduce por un altavoz se detiene, quejándome me acerco hacía donde mi teléfono se encuentra, viendo como la única persona dueña de gastarse mi saldo mensual me llama. Sonrío imaginando que vendrá con otra idiotez típica de él.
Estas últimas semanas hemos estado hablando mucho más y eso me gusta.
—¿Hola? —contesto.
—¡Finalmente! Pensé que no responderías. —Suena agitado, bastante agitado.
—¿Estás haciendo ejercicio? O... ¿Por qué estás tan agitado? —pregunto curiosa. —Sabes que, prefiero quedarme con la duda.
La mejor decisión de tu vida.
—Necesito que prestes mucha atención —está vez suena un poco más serio. —Y estaba haciendo ejercicio, no pienses cochinadas.
—¡Yo no pensé en cochinadas! —tal vez sí, pero no tiene porque enterarse.
—Ajá —estoy a punto de responderle, pero vuelve a hablar. —Necesito de tu ayuda.
—¿Para qué?
—Sonará raro, pero envié un vestido a tu casa, junto con unos zapatos. Puedes peinarte como quieras, siempre te miras hermosa.
—Acabas de sonar bastante como el chico este de "cincuenta sombras de Grey" —el ríe. —Pero sin nada de encanto.
