Capítulo 16

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Emma

Desperté vomitando y muriendo por dolor abdominal, literalmente sentía que moría mientras me desangraba, sostenía mi estomago estando en cuclillas intentando aliviar un poco él dolor y así poder tomar valor para ir por las pastillas.

No seas tan exagerada, son solo cólicos, traumaras a los lectores.
Oh, cállate, me estoy muriendo de dolor.

Fui hasta mi mesa de noche y tome 2 pastillas junto al vaso de agua que tenía sobre la mesa y las bebí, sosteniendo aun mi estomago busque una posición cómoda en la cama sin tener éxito.

Reasignada a sufrir durante horas, baje hasta la sala y marque el numero de Sebastián en el teléfono de casa.

Llamada en curso.

- ¿Hola? – pregunto extrañado.

- Bastián me estoy muriendo – exagere mi drama mientras lloraba, en verdad que la mezcla entre el dolor y cambio hormonal que me daba estar en estos días me volvía muy sensible, así que lloraba de todo y nada a la vez.

- ¿Emma? ¿Qué paso? ¿Dónde estas? – hablo preocupado.

- Tengo cólicos, estoy en el piso de la sala llorando y tengo hambre – sorbí mi nariz y me hice un ovillo en el piso.

- Dios Emma me asuste – suspiro con alivio – ¿Te llevo helado de fresa o chocolate? ¿Ya tomaste alguna pastilla?

- ¿Se puede ambos? – pregunte inocente limpiando mis lágrimas – ya tome 2 pastillas.

Lagrimas de cocodrilo resultaron ser jajaja
No son de esas, estoy muriendo, ¿No lo vez? – hoy había amanecido bipolar, vaya…

- Vale, llevare ambos – lo escuche reír – llego en 20 minutos a tu casa, si preparas las palomitas vemos una película, pero solo si al llegar ya las tienes listas – dijo y finalizo la llamada sin dejarme responder.

Llamada finalizada.

Como pude deje el teléfono en su lugar y fui hasta la cocina para preparar palomitas, las deje en el microondas y al estar listas las puse en un bol de plástico, les agregue un poco de sal y las deje al centro de la mesa en la sala.

Llene la tetera de agua y la puse a calentar en la estufa mientras buscaba una bolsita de té en la alacena, leí que el te de manzanilla junto al de jengibre ayudaba a aliviar los cólicos, así que no deje de buscar hasta que encontré ambas bolsitas; la tetera sonó con un silbido indicando que el agua estaba lista.

Tome mi tasa favorita y la llene a tope de agua caliente, le puse dentro las bolsitas de té y una cucharada de azúcar para endulzarlo, batí un poco y en ese momento tocaron la puerta, corrí hasta ella y abrí, un Sebastián llevando bolsas blancas con golosinas, entro por aquella puerta dejando todo en la mesa de centro en la sala.

Emocionada mire las bolsas y luego corrí a abrazarlo.

- Gracias, gracias, gracias – me devolvió el abrazo riendo.

- No es nada, ¿Recuerdas las veces que hacíamos esto cada que te quedabas sola? – sonrió mientras comenzábamos a abrir las bolsas.

- Lo recuerdo, era todo el día de comer golosinas mientras hacíamos un maratón de películas o ver casi toda una serie – reí recordando el  pasado, cuando él y yo recién comenzábamos a hablar.

- Si, era divertido, al final nos atrasábamos en las tareas del fin de semana – negó sonriendo y seguimos acomodando todas las golosinas en orden sobre la mesa.

Teniendo lista la mesa, con todos los dulces, frituras, comida, botana y demás, nos sentamos frente al televisor y abriendo Netflix iniciamos nuestro día de maratón de películas.

Un Destello de paz | [TERMINADA] |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora