Capitulo 38

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Emma

Desperté sintiéndome adolorida, mire a mi alrededor asustada, estaba en una habitación oscura, una ventana en lo alto de la pared del fondo era la única fuente de luz del lugar, mire mis manos y pies atados, me encontraba amordazada.

Lo ultimo que recuerdo fue girarme y ver a un hombre frente a mí, después soy yo forcejeando para que aquel hombre me suelte; recuerdo tener un trapo húmedo en mi nariz y después de aquello todo es oscuro, quede inconsciente.

Miraba mi alrededor asustada, intentaba moverme, pero no era capaz de hacerlo, intente gritar y de mi garganta solo salieron jadeos de dolor, era como si solo me hubieran golpeado todo el cuerpo o quizá me lanzaron a la colchoneta en la que estaba.

Intentaba desatarme, pero me era imposible, ni siquiera era capaz de quitarme la mordaza; no tengo noción de cuanto tiempo paso hasta que la puerta de la habitación se abrió dejando entrar a dos hombres seguidos de... ¿Erick? Confundida intente hablar y preguntar ¿Qué estaba pasando? Pero no podía hacerlo estando así.

– Hola bonita – se acerco a mi sonriendo, intente retroceder – veo que estos hombres te trataron mal, cariño, una disculpa, las cosas no debían ser así, bueno, si tenías que estar aquí atada como lo estas, pero no debían ser tan bruscos contigo – hablo cínico y se puso de cuclillas a mi lado, acerco su mano limpiando una de mis lágrimas; no sabía que lloraba hasta que hizo aquello.

Se acerco mas a mi y me quito la mordaza.

– Erick ¿Qué es todo esto? ¿Qué hago aquí? No lo entiendo – susurre lo ultimo con la voz rota.

– Deja de llamarme Erick, me llamo Anderson – hablo sonriendo con malicia – y por un par de días tu serás mi muñeca de juegos ¿No es genial? – rio acariciando mi mejilla y gire mi rostro.

– Ni siquiera te conozco, ¿Por qué haces esto? ¿Mis padres tienen que ver en esto? ¿Quieres dinero, eso es lo que quieres? Yo lo tengo, te daré todo lo que tengo, solo déjame ir... por favor... – comenzaba a desesperarme sin saber que decir o como actuar, su silencio me ponía nerviosa hasta que una carcajada de su parte me sobresalto.

– ¿Cómo ven chicos? La muy tonta cree que queremos su dinero, que ternura – se burló de mi dejándome con más dudas aún.

– Si no me tienen aquí por dinero... ¿Entonces por qué? ¿Mis padres les pagaron? ¿Cómo saben de mí? ¿Qué quieren? ... – me interrumpió dándome una bofetada haciéndome callar.

– ¡Cállate maldita sea! – grito sobresaltándome nuevamente, aterrada comencé a llorar – mucho mejor, ustedes, atenla a la silla, iré por el celular – señalo a los hombres a su espalda, antes de marcharse me coloco de nuevo la mordaza.

Ellos acatando la orden se acercaron a mi y de forma brusca me tomaron y jalaron hasta dejarme sobre la silla, me desataron las manos y cuando intenté forcejear recibí una bofetada y sostuvieron con fuerza mis manos a los posa brazos de la silla, lo mismo con mis piernas en las patas de la misma, fue inevitable comenzar a sollozar.

Tras quedar completamente atada en la silla se colocaron frente a mí y sonrieron satisfechos.

– Ey, ¿No crees que esta guapa? – le dijo un al otro sonriendo y el otro asintió.

– La verdad que el jefe cada vez mas nos sorprende con victimas lindas, quien diría que traería a otra chica aquí – murmuro el otro lo suficientemente alto para llegar a escucharlo.

– ¿Qué te parece si jugamos un poco en lo que llega el jefe, cariño? – dijo uno de ellos acercándose a mí, hice mi cara a un lado y cuando él estaba por tomar mi rostro y girarme entro Anderson en la habitación.

Un Destello de paz | [TERMINADA] |Where stories live. Discover now