Capítulo VI

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– Adelante – permitió pasar a la persona que estaba fuera, seguramente su secretaria.

– Señor Xiao – la chica apareció con una carpeta y sonrisa incómoda.

– ¿Qué sucede? – preguntó sin mirarla, debía revisar los ingresos de ese mes en el ordenador.

– Es... el Señor Yu, desea hablar con usted.

– Dile que no estoy y que llame más tarde.

– En cuanto a eso...

– Claro. No estás y ahora mismo estoy viendo tu holograma, ¿verdad? – dijo un enfadado castaño entrando en el despacho.

– Señorita Xu, déjenos por favor.

– Enseguida.

La muchacha hizo una reverencia a cada uno y se marchó a paso apresurado, hasta ella notaba la tensión repentina dentro de la habitación.

– ¿Por qué me evitas, Zhan?

– No lo hago, solo tengo...

– Mucho trabajo, por supuesto – rodó los ojos tirándose literalmente en el sofá negro debajo de la ventana.

– ¿Qué quieres YuBin? – lo miró por encima de sus gafas.

– Conversar contigo, pasar tiempo contigo, somos amigos y desde hace tres días ni me hablas. Antes al menos quedábamos en tu casa o en la mía para tomar algo y ahora solo le mandas a tu secretaria darme largas – el azabache se recostó en la silla dándole la razón a su amigo.

La causa se reducía a la desgana, no quería hablar con nadie y ni siquiera estar cerca de alguien. Solo algo extremadamente vergonzoso despertaba su interés.

Desde que salió de ese bar y regresó a su vivienda, un fuego permanente se instaló en su interior despertándolo al dormir o provocando un problema en sus pantalones en los peores momentos.

Se sumergía en los libros de contabilidad, escuchaba música fuerte y para nada sensual, encendía cada noche el aire acondicionado hiciera frío o no, cualquier remedio era bienvenido con tal de apagar ese incendio en su vientre. Hasta una vez probó a autocomplacerse, pero minutos después de desahogarse, volvió a crecer su erección como si no hubiera hecho nada.

Por hacer, incluso estuvo a punto de acostarse con una chica que le coqueteó en la calle; sin embargo, no pasaban de los preliminares cuando sabía que tampoco funcionaría. Se fue sin ni siquiera darle una explicación creíble.

No comprendía ese suceso impactante, su cuerpo siempre estaba insatisfecho y acalorado, buscando atención de alguna forma.

El día anterior sumó hasta un total de ocho veces en las que quiso masturbarse en solo dos horas y lo habría hecho si no hubiera llegado su empleada anunciando una reunión de urgencia.

Claramente hacerlo tampoco funcionaría. Necesitaba algo más, mejor decir, necesitaba una polla dentro de él empujando profundamente y con rudeza.

¿Qué le pasaba?

Nunca tuvo deseos sexuales y mucho menos donde gritaba sin parar mientras le penetraban sin piedad.

Él no era gay, lo de esa noche solo fueron mezclas de emociones y parte de engaño, y, sin embargo, lo marcó tanto que moría por repetirlo incluso dejando que fuera brusco. Se iba a morir si no volvía a disfrutar de ese placer.

– Zhan... Tierra llamando a Zhan, ¿estás ahí?

– ¿Eh? – miró al castaño desconcertado.

Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Where stories live. Discover now