Capítulo X

6.5K 821 178
                                    

– ¡Ahh! Me vengo.

Zhan se vació dentro de la boca del castaño. Este tomó gran parte de su sustancia aunque algo se escapó por entre sus comisuras. Esas gotas fueron recogidas con la lengua del azabache quien se acercó demasiado a sus labios.

– No...

– Ya lo sé. No se puede besar pero lo de ahora no ha sido un beso.

Se levantó de la cama serio, buscando su ropa y dispuesto a darse una ducha fría. Esa habitación del bar se había convertido como en su segunda casa. Tras más de quince días consecutivos yendo, y a veces más de una vez al día, conocía todo el lugar al dedillo.

– ¿Se va? – preguntó Yibo todavía sobre el colchón.

– Sí, tengo una cena de empresa esta noche.

– Ah – sonó decepcionado. – Pues... páselo bien.

– Mm – asintió.

El silencio del cuarto trajo consigo incomodidad. Nunca tuvieron que despedirse ya que aprovechaban el sueño o "el sueño fingido" del contrario para marcharse sin espetar palabra.

¿Qué debían decirse cuando solo se satisfacían el uno al otro?

Xiao Zhan tenía la tonta esperanza de que tal vez le dijera que no se marchara, sentir sus dedos en su piel y volver a la cama. A cada día le costaba más separarse. Su adicción al sexo era altísima, casi incurable a esas alturas. Aunque podría ser que, ese deseo de no alejarse, no solo fuera dado por su obsesión, sino por otra cosa: un sentimiento de ahogo al salir del cuarto, tal vez tristeza.

Recogió despacio sus prendas, esperando una sola palabra, un sonido de detención. A sus espaldas, el menor le observaba completamente callado. Verlo desnudo encendía su llama erótica alzando el miembro entre sus piernas tapadas por las sábanas.

Sensual, todo el cuerpo del azabache le transmitía esa sensualidad que ningún otro antes pudo. Él no era un ligón pero tuvo sus parejas en el pasado, tanto chicos como chicas, y, ninguno, consiguió atraparlo como lo hacía Zhan. Había caído en su madriguera fortuitamente y no deseaba irse.

Su voz, su erotismo, su desvergonzura cuando rogaba por más, su todo; era terriblemente perfecto. Sin embargo su relación solo se basaba en sexo y en un contrato de consentimiento.

Se sentía raro. ¿Qué era esa presión en el pecho?

Desde su lugar notó como el empresario reflexionaba, parecía tener una lucha interna en la que la parte indeseada ganaba por goleada. Exhaustamente se sentó en uno de los reposabrazos del sillón dejando la camisa recogida sobre su regazo.

No estaba bien, emocionalmente no lo estaba.

Wang Yibo se aproximó, preocupado. Su distanciamiento crecía con el avanzar de los días volviéndolo más pensativo.

– ¿Se encuentra bien? – la pregunta obtuvo su mirada.

– Sí – su boca decía lo contrario a lo mostrado.

– Además de follar... también puedo hablar, ¿sabe? Las reglas del contrato incluyen...

– Las reglas del contrato, ya – repitió en un susurro.

– ¿No está conforme con ellas?

– Sí, lo estoy. No son un problema para mí, ¿y para ti? – utilizó un tono hostil.

– Tampoco.

– Exacto, tampoco – bufó.

– ¿Por qué está enfadado? ¿Qué desea?

Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Место, где живут истории. Откройте их для себя