Capítulo XXVII

3.9K 571 42
                                    

Llanto, dolor.

Ambos chicos les abrieron las puertas a sus lágrimas y a su sufrimiento mutuo. El destino les hizo verse por primera vez en una tragedia y ahora, tras juntarlos en cuerpo y alma, tenía planeado volver a separarlos.

La lluvia empezó a caer de nuevo, con más fuerza, empapando sus ropas, convirtiendo la tierra en lodo y mezclándose con la prueba irrevocable de su tristeza. Tantos años vagando por sus mentes, hasta que se tuvieron que ver en ese cementerio.

Zhan se sentía un desgraciado, un culpable, un idiota.

Con rapidez, se hincó de rodillas apoyando sus manos y su frente en el suelo, arrepentido, miserable.

– Lo siento – se disculpó con los padres del castaño. – Yo causé sus muertes, lo lamento mucho.

– Zhan... – Yibo lo separó del fango pero el mayor se soltó volviendo a la misma posición.

– No merezco vuestro perdón... pero concedédmelo, os lo ruego.

Estaba nervioso, histérico, con un gran ataque de ansiedad. Su pasado le había abofeteado la cara resfregándole que se enamoró de la misma persona a la que le arrebató sus padres. Se habría incluso escrito por todo el cuerpo, con el mismo barro de su alrededor, la palabra "ASESINO", en mayúsculas y con signos de exclamaciones.

– A-Zhan – el menor lo abrazó por la espalda, consiguiendo, tras varios intentos, hacerle sentarse sobre su regazo.

– Lo siento – repitió hasta el hastío. – Lo siento, Yibo.

– No pidas perdón, no debes hacerlo.

– Viviste... toda tu vida... pensando que los mataste... pero fui yo.

– No fuiste tú, ni fui yo – le confirmó mirándolo a los ojos, con el agua bajando desde sus cabellos hasta sus barbillas en forma de ríos caudalosos. – Recuerda lo que me dijiste... en un accidente...

– ... no hay culpables – el contrario asintió.

– No te preocupes... ellos saben... que no fue nuestra culpa – acarició su mejilla fría.

– ¿De verdad?

– Sí, bǎobèi (bebé). De verdad.

– ¿Me lo juras?

– Te lo juro, lo juro por lo más bonito que tengo.

– ¿Y qué es?

– Mi amor por ti – susurró solo un poco más alto que el ruido de las gotas del cielo chocando contra las lápidas y las rocas.

Estaban melancólicos, decaídos, pero no fue impedimento para acercarse, buscando besarse tras siete días separados. Siete días que se sintieron como años, siglos, milenios.

Sus alientos producían bao al entrar en contacto con la baja temperatura. Esas nubes blancas componían juntas una más grande, elevándose en el aire hasta desaparecer al instante.

– ¡Oigan! – alguien los llamó desde lejos, obligándolos a separarse. – Siento informarles que acabamos de cerrar, solo tenemos horario de mañana.

– Gracias por el aviso – Zhan hizo una semi reverencia, casi sin poder sostenerse en pie, mareado y con náuseas.

– Deberían ponerse a resguardo y darse una ducha caliente – les aconsejó al verlos lleno de lodo y empapados. – La tormenta solo acaba de empezar, según la previsión durará dos días. Los acompaño a la salida – sonrió indicándoles con la mano.

El señor iba delante, hablando de quién sabe qué; detrás, andaba un alicaído castaño quien cada dos pasos se volvía, inquieto por el lento caminar del pelinegro; y, por último, Zhan no paraba de pensar hasta el punto de que su cabeza ardiera.

Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt