Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*

Capítulo XXIX

– ¿Tienes hambre? – preguntó el menor, admirando como Zhan se secaba el cuerpo sentado en el borde de la bañera.

– Mm.

– ¿Te apetece ir a cenar? Hay un restaurante a la vuelta de la esquina.

– ¿Es una cita?

– Si tú quieres que lo sea – sonrió apoyándose en el marco de la puerta.

– Me parece bien... pero tengo la ropa y mis cosas en el coche.

– ¿Pensabas quedarte en Jiaxing?

– Sí, un par de días solo. Unas cortas vacaciones antes de... dar la rueda de prensa – ambos tragaron saliva reconociendo que ese sería el final de su relación.

– ¿Y tienes un lugar donde dormir?

– Bueno... – se levantó dedicándole una mirada picaresca. – Pensé en quedarme en algún hotel.

– Ah, ¿sí? – añadió con su mismo tono insinuante.

– Mm. ¿Sabrás de alguno que cumpla mis requisitos?

– ¿Y cuáles son?

– No son muchos, solo uno en realidad – se acercó a él hasta abrazarlo por el cuello. – Un hotel... donde comparta habitación... con el chico más atractivo y perfecto del mundo.

– Entonces... en cualquiera – Xiao torció la cabeza confuso. – Tú eres el chico más perfecto y atractivo del mundo, solo tienes que compartir cuarto contigo mismo.

– Shǎguā (tonto) – le insultó con una sonrisa que les hizo reír.

– Quédate aquí conmigo – le abrazó por encima de la toalla. – Aunque sea solo hasta pasado mañana, comportémonos como personas comunes, que no están bajo los focos de las noticias.

– Sí, me gustaría – juntaron sus labios un largo segundo.

– Voy a por la maleta.

Yibo salió del cuarto, feliz y triste a la vez. Estaba junto a Zhan y se alegraba, pero saber que lo suyo tenía las horas contadas, le entristecía.

Solo quedaba pasarlo bien hasta su despedida y demostrarle que lo seguiría amando aunque no estuvieran juntos.

– Yibo, ¿cómo está él? – preguntó XiLun nada más bajar.

– Está mucho mejor – respondió saliendo del edificio perseguido por el joven.

– ¿Ha tenido pesadillas?

– ¿Eh?

– Lo he escuchado gritar, parecía que tuvo un mal sueño – el castaño apretó la boca tratando de no reírse.

– Sí, suele tenerlas – abrió el Audi y sacó del maletero una maleta negra.

– ¿Y esta mochila?

– Es del chico con el que vine.

– ¿Se va a quedar?

– Mm. Un par de días.

– Pues voy a prepararle una habitación – saltó animado.

– No te preocupes, se va a quedar conmigo.

– ¿Contigo?

– Sí.

– ¿No tiene dinero para una habitación? – Yibo estuvo a punto de soltar una carcajada. – Si es pobre, sabes que mis padres y yo no podríamos cobrarle. Puede quedarse gratis.