Capítulo XI

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Sus nudillos llamaron a la puerta de la sala donde le habían comunicado que estaban los empleados de su empresa. El restaurante era sencillo, con habitaciones separadas para cada grupo de clientes. El mejor lugar de celebración y cenas empresariales.

Un hombre, reconocido como el jefe del departamento de atención al cliente, abrió mostrando su rostro rojizo. Sus mejillas se sonrojaban claramente por la excesiva ingesta de alcohol. Su sospecha se hizo afirmación cuando saludó y el olor a licor llegó a su nariz quemando sus fosas nasales.

– Señor Xiao, nos alegra verle – dijo dejándole pasar.

Dentro, la mayoría de presentes estaban en las mismas condiciones: cantando, bebiendo y festejando con música de fondo. Apenas habría diez personas entre las cuales fue una sorpresa ver también a su secretaria, borracha como los demás.

En una esquina del sofá semi circular blanco y sosteniendo un vaso de ginebra, YuBin lo miraba sin expresión alguna; sin embargo conocía que le echaría la bronca. Pensó que solo llegaría un poco tarde pero se atrasó demasiado, para ser exactos, cinco horas.

– ¡Buenas, Señor Xiao! – gritó otro chico desde el final levantando su copa.

– ¡Buenas! – saludaron otros.

– Buenas noches – susurró intentando no observar a su mejor amigo. Repentinamente sentía mucha vergüenza.

El castaño se levantó de su asiento y permitió que el pelinegro ocupara el sitio entre la señorita Xu y él. Tras sentarse, le puso el vaso delante esperando lo bebiera, pero el líquido transparente solo atrajo su mirada manteniéndolo quieto tal estatua de mármol.

– ¿No lo beberás? – él tomó el alcohol de un solo trago.

– YuBin...

– No estoy enfadado. Eso ibas a preguntar ¿no?–- ganó su silencio durante un minuto.

Afortunadamente, la ebriedad causaba que el resto no prestará atención a su conversación ni al decaimiento de su jefe. En algo sí agradecía haberse retrasado.

– Zhan – apretó su hombro. – No te preocupes, todo está bien. Al menos has venido, ahora debes pasarlo bien.

– Distraerme con otra cosa – susurró cuando un conocido rostro blanco y un par de orbes caramelo oscuro volvían a ocupar todos sus pensamientos.

El borde de cristal rozó sus labios, sintiéndolo como el beso de esa noche. Debía olvidarlo.

Negó disimuladamente echando la cabeza hacia atrás, permitiendo a la ginebra escocer su garganta. Era fuerte pero desgraciadamente no lo bastante para sentirse mejor consigo mismo.

– ¿Problemas en el paraíso? – le sirvió más.

– Tal vez –;contestó en un suspiro, tomando el contenido del vaso inmediatamente.

– ¿El caos?

– El caos.

– Tras tanto tiempo..., va a ser más difícil ordenarlo. Te advertí que rompieras con todo al principio.

– ¿Y cómo querías que lo dejara? Son los únicos momentos donde no siento esta estresante presión sobre mis hombros, donde libero mis preocupaciones.

– Pero también es donde creas otras nuevas – lo miró con comprensión e inquietud. – Se nota de lejos que, a cada día, tu corazón se confunde más. ¿Desde cuándo dejó de ser solo sexo?

– Continúa siendo solo sexo.

– Sí, seguro. Zhan... siempre fuiste el más inteligente de los dos. No entiendo cómo puedes ser tan tonto en este aspecto. Si te gusta, reconócelo, pero...

Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora