Capítulo XXVI

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Al menos cinco horas.

Estuvo ese tiempo frente a la lápida, hablando con sus padres de diferentes cosas: trabajo, vida, amor.

No tenía cansancio aunque su estómago gruñera, al no haber desayunado y ser cerca de la hora del almuerzo, y aunque su cuerpo temblara por la temperatura y los truenos de la tormenta. Pronto volvería a llover.

– Me quedaré dos días aquí, en Jiaxing. Hace mucho que no venía. Pasaré por nuestra casa, me gustaría verla y saber que ocurrió con ella – un relámpago surcó el cielo. – Será mejor que me vaya. Intentaré regresar pronto, os lo prometo.

Zhan besó la piedra antes de levantarse. No quería irse de allí, pero las condiciones climáticas y el horario del cementerio impedían su estancia.

Volvió por el mismo camino de llegada, sin embargo, su corazón comenzó a palpitar más rápido, sintiendo algo que él desconocía.

Paró en seco, justo al lado de un pino enorme y de madera robusta. ¿Qué le quería decir su instinto?

Un leve sollozo proveniente de su izquierda logró llamarle la atención, desviando su mirada, lentamente, sin incrementar el dolor punzante de su cabeza y entendiendo la euforia de su organismo.

– ¿Yi... Yibo?

Sentado sobre la tierra, con las piernas cruzadas y una gran tristeza, se encontraba el castaño frente a una tumba. Se limpiaba las lágrimas y sorbía la nariz, debía llevar horas ahí mirando y recordando.

Cuando lo llamaron, giró su cuello viendo al azabache, de pie, mirándolo con incredulidad, como si fuera un fantasma.

– ¿Zhan?

Xiao se acercó. No era una visión, él estaba allí.

– ¿Qué... qué haces aquí?

– Me imagino... qué lo mismo que tú – su respuesta terminó mientras volvía la vista a la lápida.

– ¿Son... tus padres?

– Mm.

– ¿También eres de Jiaxing?

– Viví aquí hasta los cuatro años, luego me enviaron al orfanato de las afueras y, cuando cumplí los dieciocho, fui a buscarme la vida a Shanghái. Primero trabajé como niñero, después en un taller de motos y ya conseguí el trabajo en el bar.

El despido.

– Lo siento.

– ¿Por qué? ¿Tienes la culpa de que nos siguieran? ¿De que publicaran el artículo? ¿De que mi je... mi exjefe sea un hijo de puta? – el mayor no contestó. – Pues eso, no pidas perdón por nada.

El silencio sepulcral los acompañó. Ambos tenían cosas que decirse tras una semana sin verse pero consideraban el hecho de no ser ni el lugar ni el momento apropiado.

Zhan se limitó a observar el perfil de Yibo, tan diferente, casi irreconocible. Su alegría se había ido, sus pupilas brillantes sufrían y su cara resplandecía por sus lágrimas secas.

– Hoy... es tu cumpleaños – comentó el castaño.

– Sí.

– ¿Por qué estás aquí entonces?

– Mis padres... murieron el día de mi cumpleaños – su respuesta fue interesante para el menor.

– ¿Los tuyos también? – el pelinegro no entendió la pregunta. Sus cejas se juntaron confirmando su estado de confusión.

Por primera vez, desvió su mirada de Yibo hacia la piedra, sorprendiéndose por su descubrimiento e inquietándose en igual medida.

– ¿Murieron... el 5 de octubre de 2001?

Solo una copa de Whisky | Yizhan 🔞 *Finalizada*Where stories live. Discover now