🥢 Siete

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Capítulo 7: Miedo a la libertad de amarte.

Capítulo 7: Miedo a la libertad de amarte

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        Draken quería salir corriendo de ahí en ese mismo instante. Si hay algo que da más miedo que un Satoru enojado, es uno completamente calmado.
Llevó al pelinegro a un muelle para que disfrute de la hermosa vista y pueda despejar su mente al momento de contarle su versión de la historia, todo lo que pasó desde que Satoru quedó inconsciente.

La llegada de Osanai a la bodega, su pelea contra Pachin, el golpe final de Mikey y la resolución de todo que fue una apuñalada de Pachin hacía Osanai con toda la bronca y odio, por su amigo y por haber golpeado a Satoru a traición.

—Peyah te cargó en su espalda y yo tuve que llevarme a Mikey de ahí, Pachin decidió por sí mismo afrontar las consecuencias de sus actos y se dejó arrestar. — finaliza el rapado, sin ser capaz de ver al otro a los ojos.

Porque Draken, Mikey y los demás miembros fundadores saben lo mucho que Satoru Sadao estima a Haruki Hayashida, tan así que lo ve como su torpe hermanito menor al cual siempre debe cuidar, retar y enseñar. Es por eso que a Ken le es imposible ver a su crush a los ojos luego de haber abandonado a su, también suyo, amigo.

Ya veo... — el rubio se tensó. Satoru se tomó su tiempo para digerir la noticia, bebió tranquilo de su lata fría de té y cuando acabó observó el llamativo diseño de la misma, pensativo — ¿Por qué Mikey y tú se pelearon?

—¿Cómo...?

—Lastimaron a Emma... — la lata crujió cuando el pelinegro la hizo añicos con una de sus manos, marcando las venas de sus brazos por la fuerza. — Contesta, Ken.

—... Quiero respetar la decisión de Pachin, que cumpla sus 2 años de prisión... Pero Mikey, él...

Satoru se giró para ver aquel gesto de frustración y enojo en el rubio, sus manos apretadas entre si con fuerza hasta volver blancos los nudillos y rojos los lugares que presionaban sus dedos. Suavemente dejó caer su mano sobre las de él, notando rápidamente como su agarre se suavizaba y, cansado, en rubio dejó caer su cabeza en el hombro del mayor.

—La Toman se separó por nuestra culpa, temo... Que nuestra familia se haya destruido por nuestro capricho...

Satoru sostuvo una de las manos de Draken para dibujar con sus pulgares figuras imaginarias, luego lentamente juntó las palmas y finalmente unió sus manos en un firme apretón. Eso no quedó ahí, ya que el de cabello oscuro acercó esas manos para besar de forma delicada la más pálida en su dorso.

—¡¿Q-qu-qué haces?!

Odiaba verlo decaído. Draken siempre ocultaba sus emociones con un rostro serio, pero no con Satoru. Al pelinegro jamás podría ocultarle nada porque Satoru sabe leerlo cual libro, con tanta facilidad y complejidad que llega a poner ansioso al otro por estar tan expuesto al otro.

Mi primer beso... — confiesa algo ruborizado el chico, regalándole a Draken una tímida sonrisa que lo aturdió por segundos — Intento animarte ¿Funcionó?

—... Tan de repente... — Ken ocultó tímido su rostro en el pecho de Satoru para que esté no pueda ver aquel enorme rubor que poco a poco llegaba a sus orejas. — ¡A la otra avisa!

—¿Entonces puedo hacerlo ahora? — el de tatuaje en la sien negó lentamente, su corazón no estaba listo para sentir de nuevo esos suaves labios en su piel. Aún le cuesta volver a la normalidad y es que, con Satoru, nunca sabe qué podría esperar. — Ken...

—¿Qué quieres? — responde brusco.

Sintió cómo la mano libre del moreno sostenía su mentón para levantar su rostro y ambos quedar cara a cara. Draken sabe que perdió, porque esos ojos que se asemejan a dos grandes y brillantes lunas le hacen perderse en el gran universo del cual jamás quiere salir, por su lado, Satoru creía que los ojos de Ken lo transportaban a aquel frío y oscuro espacio del que tanto leyó en los libros de astrología.

Sus rostros estaban demasiado cerca, sus respiraciones se mezclaron al igual que sus frenéticos corazones golpearon al mismo ritmo sus pechos, queriendo salir para encontrarse al fin con su otra mitad. Cómo dos imanes comenzaron a acercarse, un modo automático se activa en ellos, como si algo les dijera:

"Hazlo ahora o nunca."

Pero, Draken recordó algo. El ruido, las bocinas, las voces que susurraban a sus espaldas hicieron que el rubio tomara demasiada distancia de golpe y que al instante se arrepienta. Porque cuando notó la distancia que los separaba, significó lo mismo que poner en medio una brecha que los separa uno de otro y, por primera y última vez, fue Draken quien decidió poner esa distancia entre ellos.

No está bien ¿Por qué tiene miedo? Las ganas de vomitar llegaron a él por el dolor que reflejaron los hermosos ojos de Satoru a causa de su rechazo no deseado, pero el miedo era mayor, Draken se sentía perseguido y observado por la gente a su alrededor y eso no hizo más que incrementar su miedo a amar.

Miedo a ser libre.

Satoru suspiró y se tragó sus sentimientos. Casi hasta ríe de ironía, porque siente que hizo algo incorrecto, algo que incómodo de tal forma al otro que cambió por completo su relación.

Se centro en el tema anterior, su idea era dejarse llevar, expresar sus sentimientos hacia el otro para relajar o alejarlo de aquella aura depresiva, pero como siempre la cagó, así que no le queda otra que finalizar con esa charla e ir a desquitar su ira hacía sí mismo en algún lado.

—Toman jamás se disolverá. — sentencia Satoru, poniéndose de pie. — Pah tomó su decisión, si Mikey no es capaz de aceptar la voluntad de sus capitanes no merece ser el comandante, merece ser un tirano.

El rubio estiró su mano hacia el azabache, pero no pudo avanzar. Sus piernas le impedían avanzar por el miedo, su corazón poco a poco se encogía a cada paso que Satoru se alejaba decidido de él para ir a hablar con Mikey. Aprovechó la caminata para despejar su mente, también decidió usar ese día para darse una ducha de agua bien fría que bajó por completo aquellos sentimientos de esa tarde.

"Tienes prohibido sentir, porque amar a otro hombre está mal..."

Con esa pequeña frase en su cabeza decidió dormir, mañana hablaría con Mikey.

Y mientras Satoru dormía, su pequeño reloj de mesa cambiaba la hora, dando inicio al segundo día del mes de agosto.

Y mientras Satoru dormía, su pequeño reloj de mesa cambiaba la hora, dando inicio al segundo día del mes de agosto

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[N/A]: Vi que muchos se confundieron con el capítulo anterior. No es Kazutora quien golpea a Satoru (ya que estamos en el arco de Moebius) y aún faltan varios días para que canónicamente el personaje salga de la correccional.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora