🥢──𝐓𝐞𝐫𝐜𝐞𝐫 𝐀𝐜𝐭𝐨

4.8K 765 508
                                    

Tercer acto: Un largo tiempo.

Tercer acto: Un largo tiempo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


            Apenas llegó a su línea temporal se encontró con una imagen para nada esperada, estaba despertando en una habitación desconocida para él, todo pintaba lujos y se asustó demasiado por eso. Se levantó exaltado de esa cama, notando entonces que no llevaba nada de ropa encima y se cubrió con las mismas sábanas, justo a tiempo cuando la puerta se abrió mostrando a una persona muy conocida para él.

— ¿Dra-draken-kun? — preguntó en shock.

Había crecido un poco más, su cabello antes rubio ahora era completamente negro, ya no lo llevaba en una trenza, sino que ahora solamente lo tenía recogido con una coleta y sin ningún mechón suelto. El pelinegro más alto le sonrió suavemente al asustado adulto y se rio un poco de su situación.

—Yo, Takemicchi. — saluda. — Veo que tuvieron una noche agitada, no nos dejaron dormir ni un poco.

— ¿Eh? ¿D-de que hablas?

— ¿Sigues borracho? — se burla de él. Como el otro no borró su rostro de confusión se puso serio y le dio la espalda. — Vístete, se nos hace tarde para la reunión.

No entendía absolutamente nada, pero como notó que tenía un baño propio en su cuarto decidió usarlo sin dudarlo. Ya limpio y vestido con un traje que encontró sobre su cama — sospechosamente tendida — salió de la habitación y su mandíbula se desencajó de su lugar al ver que residía en un hotel lujoso, de esos caros que soñó poseer y que ahora estaba ahí. Fue lento al bajar por las escaleras tapizadas con rojo, pues no podía apartar su vista de todo a su alrededor, todo para él era tan nuevo y tan caro que se sentía muy diminuto.

— "Esto vale más que mi propia vida..." — pensó viendo una extraña obra de arte bañada en oro. Cuando le intentó encontrar la forma una mano tocó su hombre y no pudo evitar gritar. — AHHHHH.

— ¡Cielos! ¡Soy yo, soy yo! — gritó la otra persona.

Cuando se giró notó que era más bajo que esa persona, su cabello era medianamente largo, recogido en una coleta baja con dos mechones sobresaliendo de sus costados. Ojos marrones, piel bronceada y demasiado informal, cuando sonrió notó aquellos colmillos que le hicieron abrir los ojos con sorpresa.

— ¡¿Baji-kun?! 

—Baji-sama para ti. — presume, mostrando orgulloso la gargantilla negra con una placa dorada en su cuello. — Soy tu superior ahora ¡En tu cara!

— ¿E-eh? ¿A-a qué se refiere...? — no tuvo tiempo de preguntar más porque el otro se colgó de su cuello como si fueran mejores amigos de toda la vida. La cálida sonrisa que le dedicaba el pelinegro le hizo derretir por dentro y también le dio esa seguridad para confiar ciegamente en él.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now