🥢Cuarenta y cuatro

2.4K 435 172
                                    

Capítulo 44: Escape.

           Satoru abrió sus ojos al mismo tiempo que un intenso dolor recorrió toda su espalda, no fue buena idea dormirse en el suelo de su sala

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

           Satoru abrió sus ojos al mismo tiempo que un intenso dolor recorrió toda su espalda, no fue buena idea dormirse en el suelo de su sala. No recuerda que fue lo que lo despertó hasta que volvió a sonar con fuerza, unos intensos golpes contra la puerta de madera de su casa junto a una voz que exigía verlo. De mala gana se levantó, haciendo sonar todos sus huesos y generando dolores en ciertas zonas de su cuerpo.

¡Ya voy, maldita sea! — a grandes pasos fue hasta la puerta y al abrirla se llevó una sorpresa tardía. — ¡¿Qué demonios quie-?! ¡...! Ken...

—... ¿Puedo entrar? — pregunta serio.

 ¿Puedo entrar? — pregunta serio

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Hablemos mejor afuera... — no quiere que vea ese desastre en su casa. Su pareja pensó que ocultaba alguien adentro — ¿Qué haces aquí? Sabes que si te ven te meterás en problemas-

No pudo seguir hablando porque el otro se abalanzó sobre él para comerle toda la boca a besos. Por el empujón quedó acorralado en la puerta sin opciones de escape, pero eso al pelinegro no le molestaba, es más, se encargó de corresponder con las mismas ganas a ese beso tan necesitado por ambos. Sus manos fueron recorriendo el cuerpo del otro sin pena ni vergüenza, el rubio tomó al otro por su nuca para tener el control de ese beso y el otro no se quedó atrás.

Fue una lucha de dominio.

Cuando la cosa se fue acalorando más fue que el pelinegro tomó la decisión de terminar con el beso y tomar ambos un respiro.

—Por qué... Tan- ah... — Satoru gimió cuando el más alto pasó sus besos a su cuello. — Ken, estamos en la puerta-

—Entremos. — pide entre gruñidos.

—Espera- Hablemos. — detiene cuando el otro colocó su mano en la manija y él lo detuvo sosteniendo su muñeca. — ¿Por qué te arriesgas así? ¿Qué pasó?

—Estoy harto de todo esto. —confiesa confundiendo más al pelinegro. — Estoy harto de lo que digan los demás, de depender de las opiniones de terceros... ¡Quiero amarte libremente! Quiero- ... Quiero casarme contigo.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now