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Capítulo 11: Somos padres.

Capítulo 11: Somos padres

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Satoru se sentía realmente bien, por primera vez después de muchos años estaba pasando el mejor día de su miserable vida. Una terapia completamente gratuita para su impulso oscuro que la pasaba verdaderamente bien junto a sus queridos amigos de la Toman.

—No sé qué mosca te picó ¡Pero me encanta! — exclama Baji con euforia.

Habían hecho una carrera hasta la cima y Satoru demostró ser el más veloz de todos, es más, le sobraban energías para doblegar a Baji en el suelo en una pelea que, en el pasado, se negó a realizar.

No sé de qué hablas, no habló idioma perdedor. — burla el más alto con una sonrisa traviesa.

Todos empezaron a reír de la rabieta del azabache más bajito que intentaba golpear a su superior, pero no podía porque este lo esquivaba con facilidad. En verdad se sentía demasiado bien este cálido sentimiento en su pecho, de estar disfrutando con sus seres queridos nuevamente.

Aunque sea algo efímero, Satoru planea disfrutarlo al máximo.

—¡Satchin y Kenchin serán los padres de la Toman!

El anuncio de su comandante dejó a todos en silencio antes de volver a explotar en ruidosas carcajadas por la ocurrencia de este. Satoru observaba ese momento con una sonrisa nostálgica, no creía que esto era un sueño (porque se sentía demasiado real para serlo), pero al no saber con exactitud qué pasaba intentó rememorar aquel recuerdo.

¿De qué hablas, Mimi? — cuestiona con una burlona sonrisa — ¡Ken sólo te soporta a ti y yo soy capaz de lanzarlos al lago en invierno!

— ¡Es verdad! ¡Nos lanzó a mí y a Chifuyu el invierno pasado! — se queja Baji junto a su sub capitán.

—Yo los quería lanzar, estaban demasiado molestos ese día... — defiende Draken, sorprendiendo al Sadao y a la Toman.

Los demás estallaron en risas por el rostro del capitán de la primera división, pero Satoru sentía que algo diferente estaba pasando y es recordar un poco aquella rabieta suya. Ese día Baji y Chifuyu parecían demasiado exaltados por la nieve, tan así que empezaron una guerra al punto de ser molestos.

El límite llegó para Satoru cuando una de esas bolas de nieve tiró el chocolate caliente que Draken le llevaba para ambos compartir. Satoru no aguantó, se volvió un verdadero demonio que los persiguió hasta cargarlos en sus hombros y así lanzar a ambos al helado rio, con la excusa de que le dolía la cabeza.

Oh, recuerdo eso... — murmura distraído el pelinegro de cicatriz en el ojo. — Me disculpo por eso, no estuvo bien de mi parte.

Las risas pararon y ahora lo miraban con horror en sus ojos. Los acusados boquearon como peces en el agua, sin ser capaces de procesar que Satoru Sadao acababa de pedir disculpas frente a todos, pero es como el mentalmente adulto se sentía con ese recuerdo.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now