🥢Veintitrés

4.4K 805 100
                                    

Capítulo 23: Cuida de él.

Capítulo 23: Cuida de él

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



        Los colores comenzaron a opacarse, ese rojo se volvió más intenso para su vista y los pitidos se volvían más fuertes, llegando a ensordecerlo y evitar que escuche el desesperado grito de Takemichi. Su pesadilla volvía a ser reproducida, no importa que tan diferente se vea, todo se repite como un maldito bucle infinito.

¿Acaso ese es su castigo por haber matado a toda esa gente?

Al bajar la vista a sus manos estas estaban llenas de sangre, pero no era real, su mente lo atormentaba como todos los días de su vida para demostrarle que no está para nada bien. Tuvo ganas de llorar, de asesinar a todos ahí y nuevamente llorar por su amor perdido.

—AÚN RESPIRA. — avisa desesperado el viajero del tiempo.

Esperanza. Ese grito de Takemichi logró traerlo devuelta y él mismo se golpeó para despertar. "Aún está vivo, aún tengo tiempo. Hay tiempo, puede sobrevivir." Usó ese mantra para abrirse paso entre los miembros de Moebius, mientras tanto el rubio con todas sus fuerzas cargó al más alto en sus espaldas para comenzar la carrera contra el tiempo y tuvo miedo cuando lo rodeo una buena cantidad de miembros de Moebius.

—"Es imposible, estoy rodeado." — piensa muy asustado. Teme fallar, teme no poder cambiar absolutamente nada y fracasar por completo en su misión.

Un fuerte silbido se escuchó demasiado cerca de él antes de que pueda ver al mismísimo Baji Keisuke moler a golpes a los de Moebius que tenía en frente, detrás de él los trillizos Kawata se encargaron de sus espaldas y pronto notó al tercer al mando a unos metros de él con un cuerpo inconsciente entre sus manos.

— ¡Nosotros te abriremos camino! ¡¡Corre!! — apura con un grito su amo. — "Por favor... ¡Cuida de él!"

No lo dudó y comenzó a correr con todo lo que daba su sistema. Satoru se la jugó por completo a esa carta maestra y últimas esperanzas puestas sobre aquel chico que conoció durante una pelea clandestina, usó toda su fuerza de reserva para derribar a otros dos antes de caer en seco al suelo y con un intenso dolor en todas sus extremidades.

Ese era su límite.

Maldijo mentalmente la debilidad de su cuerpo adolescente, las pequeñas gotas de lluvia impactaban en su rostro y sus oídos eran consciente de los sonidos a su alrededor. No estaba solo. Sus perras lo defendían a puños y patadas, los blancos comenzaron a caer, la Toman dominaba por completo esa partida y con el terreno asegurado Baji se acercó a su superior para ayudarlo a sentarse y finalmente a levantarse.

—Estas como la mierda. — opina con una divertida sonrisa.

—Cierra la puta boca, tienes suerte que no me puedo mover. — amenaza con rostro serio. — Ah, me duele todo...

—Esos imbéciles no fueron nada. — opina entre sonrisas Naoya, que se acercó para ser de segundo bastón al pelinegro. — Pero fueron capaces de dejarte inválido.

— ¡Senpai se lució en esta pelea! — exclama entre gruesas lágrimas él rubio. — Pero me duele que estés tan herido ¡Hazte cargo por hacerme sentir así!

—Tienes los nudillos raspados... — señala el último trillizo, con cierto tono de preocupación dentro de ese gesto molesto.

No le dio real importancia, lo último que le importaba era su salud, su atención estaba en encontrar a Draken, pero recordó que no está ahí con él. Tuvo ganas de moverse, de hablar para decirles a todos que vayan ahora mismo al hospital donde atienden a su chico. Necesita verlo, aún si sea en medio de una cirugía, debe ver su rostro una vez más.

—Estoy cansado... — murmura ronco. Todo a su alrededor le daba vueltas, los puntos negros cada vez se hacían más grandes y llegó un momento que ese color dominó su visión. 

Los menores no entendieron por qué los mayores se alteraban, Satoru cerró sus ojos, pero los que le hacían de bastón notaron ese incremento en el peso que indica la inconsciencia. Su cuerpo tiene un límite, uno que no comparte con la mente que en sus interiores no deja de insultar a todo lo existente, quiere despertar, debe estar consciente para poder ayudar a Draken. 

El cansancio alcanzó a su mente, dejó de pensar, dejó de sentir y se entregó a los brazos de Morfeo. 

Los más fuertes de Toman se acercaron rápidamente para ayudarlos con el pesado cuerpo del pelinegro, lo acomodaron en la moto de Muto con Sanzu a sus espaldas para evitar que su superior se caiga y la 5ta división condujo hasta el hospital más cercano para que atiendan al Sadao.

—"Por favor no te lo lleves..." — suplica en sus sueños.

El peliblanco que traía su cubrebocas fue consciente de esa pequeña lágrima que derramó su superior y tuvo curiosidad. "¿Le dolerá tanto para llorar? o tal vez... Estás así por otra cosa..." 

Por otro lado, Takemichi celebraba su primera victoria en combate, su liberación contra aquella piedra en su camino y su logro en la vida. Derrotó a Kiyomasa, gracias a las tres chicas pudieron llevar a Draken a la ambulancia y él se encargó de subir para acompañar al rubio. Se lo debía, Satoru le confió a él a su persona más importante y, aunque sea un tonto, Takemichi pudo ver aquella forma en la cual ambos se miraban.

—Takemicchi... — llama bajito Draken.

— ¡Draken-kun! No te preocupes, estamos en camino hacia el hospital. — avisa angustiado el rubio. El dolor en su mano pasó a segundo plano cuando escuchó la voz tan débil del otro. — Aguanta, por favor.

—Takemicchi... — llama de nuevo más serio que nunca. — Si no lo logro... Cuida de Satoru por mí, Takemicchi... 

— ¿De qué hablas? ¡Tú mismo puedes hacerlo! Vas a lograrlo... — anima el rubio con un gran nudo en su garganta. — Tu... Tu debes lograrlo. 

—No dejes... Que él y Mikey caigan en la oscuridad... 

Apenas terminó de decir eso el monitor emitió un largo pitido que alertó al equipo médico que comenzó su ejercicio para reanimar al rubio que sufrió de un ataque al corazón. El más pequeño sudó frío por tal escena, se agitó y sintió real desesperación cuando bajaron la camilla y la empujaron hasta el cuarto de cirugías, su camino se cerró al mismo tiempo que la puerta y quedó congelado frente a esta.

"Está bien, él... ¡Él debe sobrevivir!" Piensa angustiado.

Su desesperación aumentó cuando escuchó barullo en la entrada del hospital, donde otros médicos llevaran una camilla con un rostro bastante conocido para Takemichi y es que pensó en lo peor cuando reconoció que en una camilla también iba Satoru.

"Esto... no va nada bien..."

[N/A]: ¡Doble cap!

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

[N/A]: ¡Doble cap!

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now