🥢Veintiocho

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Capítulo 28: Problemas.

Capítulo 28: Problemas

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        El último día de ese pequeño viaje fue bastante tranquilo, Mikey no dejaba de puntualizar lo raro que la pareja caminaba y se comenzó a burlar pensando que fue por haberse caído de sus camas esa mañana. Lo dejaron ser por no querer dar explicaciones al respecto, no la tenían que dar, así que con todas las mochilas sobre sus hombros se volvieron en moto cada uno por su lado. Mikey llevó a Takemichi en su moto y Draken a Satoru en la suya.

Ambos dragones tuvieron que detenerse en una plaza cuando vieron un enorme grupo de gente cortando el camino, ambos los reconocieron como los Black Dragons, aquel molesto grupo que se metía cada tanto al territorio de Satoru desde hace 1 mes. El pelinegro amenazó con bajarse de la motocicleta cuando es detenido por la mano de su novio.

—Ni se te ocurra. — amenaza muy preocupado. — Satoru.

—Voy a estar bien. — intenta tranquilizar sin éxito. — En serio, prometo no pasarme como la última vez.

—Te espero, no te voy a dejar solo.

Se miraron intensamente a los ojos y el pelinegro sonrió dulce, era impresionante lo fácil que se dejaba ser cuando se trataba de Ken, por lo que tomando un palo grueso del suelo caminó muy serio hasta el grupo de adolescentes con sacos blancos. Uno enorme también se acercó, pero sus intenciones eran de todo menos buenas.

—¡Yoru no Ikari! ¡Vengo a declararte aquí mismo la guerra! 

El muchacho no pudo decir más cuando lo bajó de un seco golpe a la cabeza que lo dejó inconsciente en el suelo, pisó la espalda de este y miró muy enojado al resto de miembros del grupo que temblaron por su presencia.

—Les doy 5 minutos para correr, luego los voy a comenzar a cazar uno por uno y les quebraré tan lentamente los huesos de sus cuerpos que nunca más en sus vidas pensarán en pisar mi territorio. — amenaza muy serio. — No vinieron solos ¿Dónde está Taiju Shiba?

—El jefe no pudo venir, pero nosotros sí.

El Sadao se giró rápidamente para ver a dos presencias acercarse a él, un pelinegro de cabello rizado y un albino con una quemadura en su ojo izquierdo. Ambos chicos quedaron a metros del pelinegro más alto que suavizó su mirada al verlos, ellos también tenían miradas suaves, eso le dio a entender a Draken que se conocían.

—Inupi, Koko, no vengan a mi territorio a joder. 

—No seas malo, Sato. — burla el pelinegro más bajo que se acercó muy confianzudo al otro. — Venimos a saludar a un viejo amigo ¿Podemos?

—Fuera de mi territorio, solo provocan problemas. — repite enojado, no los quería ahí sabiendo a que pandilla pertenecían. — ¿Qué mierda quiere tu comandante?

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀWhere stories live. Discover now