Capítulo 34

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“Somos lo que detestabas, y ahora este desastre no lo cambiarías por nada”

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Sábado, 30 de marzo.

Sentando desde la isla de su cocina se podía apreciar toda su sala hasta el inicio del pasillo, y más en el fondo la luz de baño que indicaba que Yoongi aún no se terminaba de alistar. La fiesta había dado comienzo unas horas atrás pero ellos iban a ser los últimos en llegar. Estuvieron tan ocupados acostados dándose mimos que el tiempo se les fue en un parpadeo.

Jungkook miró el reloj en su muñeca y fue para buscar a su novio, al estar en el umbral de la puerta del baño, se recargo en el marco y lo observo detenidamente.

Yoongi, quien ya se había percatado de su presencia, continuó dando leves toques con su dedo medio sobre sus labios. Terminó de difuminar el labial durazno junto con su glosh y se dio una última mirada al espejo, quedando impresionado por lo lindo que se veía esa noche.

–Hará frío más tarde– le advirtió el Delta señalando sus piernas que solo eran cubiertas por unas medias de malla.

El rubio se giro a él sonriéndole bonito –No importa, ya hay que irnos– dijo acomodando el pequeño corsé que ajustaba su cintura.

A punto de pasar por su lado Jungkook lo detuvo y lo acercó para robarle un beso, sonriendo cuando Yoongi se separó rápidamente de él con su ceño fruncido.

–¡Me quitaste los brillitos, Jungkook!– se quejó pasando tres de sus dedos por la boca del mayor.

–Parecía que tenías baba encima, yo te la quite. Sí deseas traer la boca babeada dímelo a mí y hago el trabajo gratis.

El omega viró los ojos y camino hasta el closet para tomar su gabardina favorita -la cual no era ni mas ni menos que la de Jungkook- y se la colocó encima.

–Hay que irnos, los chicos ya me llenaron el teléfono de mensajes y el camino de aquí al bosque donde esta la casa de tu amigo es largo– Jungkook asintió ante lo dicho apagando el foco del baño.

Tomó sus llaves, cartera, celular y luego de una pequeña cajita plateada sacó otro par de llaves.

–Hay que bajar al estacionamiento.

El omega le miró extraño a punto de abrir la puerta –No tengo auto, tu menos– le dijo.

El azabache se alzó de hombros, tomándole de la mano –De hecho si tengo, solo que no lo uso.

–¿Estás diciendo que todo este tiempo hemos salido al centro comercial, universidad, prácticamente a todos lados pagando pasaje cuando tienes un auto?– inquirió impresionado.

El Delta sacudió su agarre sonriendo juguetón cuando entraron al ascensor.

–Es más caro pagar gasolina.

–Ese día que regresamos de comprar mis falditas un bebé te vómito la chaqueta en el metro, ¿prefieres eso?

Jungkook miró a los ojitos de su novio e hizo una mueca –En mi defensa te ofreciste a cargarlo y lo comenzaste a sacudir como maraca, ¿No era obvio que iba a vomitar?– acusó.

A Yoongi se le colorearon las mejillas. –Bueno, ¿dónde dices que está tu auto?

(...)

Música a alto volumen, Alfas, Betas y Omegas en su forma animal, gente besándose, llorando, bebiendo e ingiriendo sustancias no sanas.

Sour And Sweet | KookGiWhere stories live. Discover now