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Alma Fox

El bosque, no podía expresar la paz que me transmitía estar aquí, el verde del pasto debajo de mis pies, en las copas de los árboles,el olor puro de la tierra mojada, silencio y la soledad del lugar, me hacía sentir en paz.

Me acosté sobre el verde debajo mío, sentía lo húmedo que se encontraba el suelo, el pasto sobre mí piel hacía leves cosquillas sobre la piel de mis brazos y piernas, miraba hacia arriba las copas de los árboles, el cielo suavemente nublado parecía que en unas par de horas comenzaría a caer las gotas de lluvia, el ruido de los pájaros con su canto relajante y el ruido del viento era lo único que se escuchaba por el lugar.

— Uno, dos, tres, para el Stein que está detrás del árbol. — dije lo suficientemente alto para que la persona que se encontraba detrás del árbol salga.

Gire mí cabeza para ver hacia donde estaba la persona, una chica de mí edad salió detrás del árbol con vergüenza.

— Eres Kaia,¿Cierto?. — pregunté mirándola determinadamente.

Su cabello negro en línea recta por los hombros, ojos azules intensos, sus mejillas se encontraban pintadas con una capa rojiza.

— Si… — respondió algo tímida.

— No deberías estar aquí, no es seguro entrar al bosque sola. — dije volviendo mí vista al cielo.

— Lo dice la chica que está acostada en medio de la nada. — contestó con sarcasmo sacándome una sonrisa.

— No es seguro para ti. — aclare mí punto, vi de reojo como fruncía el entrecejo confundida.

—¿Por qué no lo sería?. — preguntó sentándose a mí lado mirándome atenta.

— Lo sabes y yo se que tu lo sabes, así que ahorrémonos esa parte, ¿Por qué me sigues?. —  dije sentándome para verla mejor.

— Mis hermanos… — contestó dejando la respuesta al aire.

— Tus hermanos… ¿Los qué están detrás de ese árbol?. — pregunté con diversión viendo cómo abría los ojos de manera exagerada.

— ¿Q-qué?. — preguntó con la voz temblorosa

— No son muy discretos. — le susurré en el oído mientras me inclinaba hacia ella.

Antes de que pueda siquiera moverme alguien me alejo de ella y se puso arriba mío.

— Uh, hola rubio. — dije al chico que estaba encima mío.

— Heist. — se escuchó de parte del pelinegro mellizo de Kaia.

— ¿Crees que sea posible que te quites?, No eres tan liviano que digamos. — pregunté en voz baja al rubio.

— Yo creo que no. — respondió con una sonrisa.

— Te pregunté por las buenas. — dije antes de darle un cabeza y tirarlo hacia un lado.

La pelinegra corrió hacia su hermano para ayudarlo, mientras yo me levantaba y limpiaba mí ropa.

— Uno, dos, tres, porque encontré a los restantes de los Stein. — dije viendo cómo la matriarca rubia de la familia salía para ver a su hijo que está en el suelo.

— ¿Hace cuánto sabías que estábamos siguiéndote?. — preguntó el señor de ojos grises.

— Desde que salí de mí casa, pensaba que iban a comprar o algo, pero cuando empezaron a entrar conmigo al bosque lo confirme. — respondí mientras limpiaba con pequeñas palmaditas la tierra de mí ropa.

— ¿Por qué no se puede entrar al bosque?. — preguntó el de ojos diferentes.

— ¿Por qué tienen a una chica en su sótano?. — pregunté viendo al señor con una ceja alzada y sonrisa burlona, vi como todos se tensaron.

— ¿Cómo sabes eso?. — preguntó la señora Stein.

— La vi por la ventana que da justo hacia esa habitación. — respondí sin mucha importancia.

— ¿Nos investigaste?. — preguntó el rubio al que había golpeado.

— Como ustedes a mí y mí familia, les aconsejo que salgan del bosque antes de que esto se salga de control, saben lo que pasa aquí, no es seguro que una familia de cazadores ande por aquí, cuiden sus pasos fui la primera en saberlo, ¿Cuántos más sabrán?. — dije antes de irme de ahí.

Definitivamente todo va de acuerdo al plan.

Las Obsesiones De Alma Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora