19

1.1K 137 3
                                    

Narrador omnisciente

Eran las 7:30 a.m cuando Alma junto a Nora salieron de la casa rumbo a dónde las esperaban para salir del país, Alma estaba tan sumida en sus pensamientos y medio adormilada que no se había dado cuenta del vehículo negro que la seguía desde que salió de su casa, y su celular estaba apagado.

Por otro lado teníamos a Eros Black, el menor de la mafia Black,quien marcaba una y otra vez al celular de la pelinegra sin recibir respuestas.

La curiosidad del menor lo había llevado hasta el despacho de su tía Atenea, dónde descubrió muchas cosas del pasado y cosas que tenía planeadas.

Un dolor en el pecho se instaló al leer cada uno de los papeles, se sentía traicionado, sentía rabia y muchos más sentimientos mezclados, pero al llegar a uno que le llamó la atención, todo lo anterior desapareció y fue reemplazado por la angustia y preocupación.

"Información sobre la víctima; Alma Hope Fox.

Asesina a sangre fría…
No siente remordimiento…
Leal e impulsiva…
Novena…
Vengativa…

Mañana 8:40 a.m, en el aeropuerto de Asfil, zona privada"

Luego de lo último no había parado de intentar comunicarse con la chica, pero al ver qué no había caso tomó una campera y salió corriendo de la mansión Black.

[...]

El pelinegro tocaba sin parar la puerta de la casa Fox, sin recibir respuestas, el rubio de la casa de al lado lo miraba fijamente hasta que lo reconoció.

—No hay nadie, Alma salió hace unos diez minutos y los demás se fueron a otro lado. —dijo acercándose hacia él.

—No, mierda. —susurro con desespero — Gracias, Heist.

Dijo antes de irse hacia su auto, necesitaba llegar al aeropuerto lo antes posible, el rubio al verlo desesperado empezó a analizarlo.

—¿Por qué tan apurado?. —pregunto sacándolo de sus pensamientos.

—Mi tía, ha mandado a matar a Alma, iré al aeropuerto. —empezó a caminar hacia el auto.

—Voy contigo. —lo siguió el rubio.

[...]

Nora miraba por el espejo retrovisor cuando se dio cuenta que un auto las venía siguiendo.

—Alma, un Audi A3 negro, nos viene siguiendo. —aviso viendo a la pelinegra.

—Mierda. —dijo viendo el retrovisor —Abre el gabinete y saca las armas que hayan.

Dijo mientras subía la velocidad del vehículo, la rubia acató sus órdenes sin discutir y sacó dos pistolas junto a tres dagas.

—¿Alguna vez has disparado una 9mm o alguna otra arma?. —preguntó haciendo un cambio con la palanca.

—Jamás he tocado un arma en mí vida. —respondió con sinceridad la rubia.

—Siempre hay una primera vez para todo, no es tan complicado, apuntas, quitas el seguro y disparas, eres tú o ellos, no dudes. —dijo antes de estacionar el auto en el apartado más cercano de la zona privada.

Quito un arma de la mano de la chica y dos dagas, acomodo una en su cintura y otra en sus botas, se giró y metió la última daga en la cintura de la rubia a su lado.

—Quédate a mí lado, pero si te digo que corras hazlo. —dijo abriendo la puerta del auto.

Afirmó el arma saliendo del auto, miró a su compañera y respiro hondo antes de volver a hablar.

—Esto será como jugar a las escondidas pero con armas, te esconderás y cuando te encuentren no dudes en disparar, tienes seis cartuchos y dos cargadores, cuando te quedes sin balas usas la daga, apuñala más de dos veces hasta que quede sin vida. —indicó sería pasándole dos cargadores a la chica.

—Pero te quedarás solo con un cargador. —dijo la rubia preocupada.

—Cariño no te preocupes por mí, hazlo por ellos. —respondió con una sonrisa antes de empezar a caminar hacia la puerta del aeropuerto.

[...]

En la carretera a toda velocidad teníamos a Heist y Eros, quienes se mantenían en silencio.

—¿Qué tiene tu tía con Alma y por qué la quiere muerta?. —indaga con curiosidad el rubio rompiendo el silencio.

—Alma protege a la persona que mató a su hija, aunque ya sepa quién es, quiere verlo sufrir y el punto débil de esa persona es Alma. —respondió viendo de reojo al chico.

—¿Tú eres como Alma y su "manada"?. —preguntó con curiosidad.

—¿Noveno?, No. —respondió con sinceridad .

—¿Nunca has matado a alguien?. —siguió preguntando.

—No, jamás, mi padre nos manda a hacer alguna que otra cosa pero jamás he matado. —respondió acelerando el auto.

—Siempre hay una primera vez para todo. —murmuró terminando la conversación.

Las Obsesiones De Alma Fox Where stories live. Discover now