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Alma Fox

Damián llegó a las horas con manchas de sangre en la ropa y golpes leves en la zona del estómago y el labio inferior partido, lo ayude a curarse el labio y los golpes antes de ir a dormir.

Cómo era costumbre los sábados por la tarde iba con Archie a leer un poco y luego iba con Poe hacia su librería para ver cómo iban las cosas, luego iba al acantilado y me quedaba ahí hasta que el sol empezaba a esconderse dando la bienvenida a la oscuridad.

—No tienes que esconderte Nora. —dije en voz alta sin mirar atrás.

—Asesinaron a Sean anoche. —comentó saliendo detrás del árbol.

—Lo sé, digamos que no es buena idea intentar chantajearme. —dije guiando mí mirada hacia la rubia.

—Gracias… ahora soy libre. —dijo sollozando mientras se sentaba a mí lado.

—No, no lo eres, irán tras de ti, las personas con las que se juntaba Sean. —me sincere, ella me miró con miedo.

—Morire. —afirmó haciendo que ría ligeramente.

—Solo si quiero que eso pasé. —le guiñó el ojo de forma divertida.

—Sean dijo que eras la mejor novena que había conocido. —comentó dándome una sonrisa débil.

—No creo eso, ¿Cómo era tu vida antes de conocer a Sean?. —pregunte mirándola de reojo.

Sus ojos brillaron y una sonrisa apareció en sus labios al verme interesada en ella, parecía que hace mucho no hablaba con alguien.

—Era lo más normal aquí, vivía con Samara mí hermana mayor, mis padres murieron en un accidente de auto así que ella quedó como mí tutora legal, iba a la escuela, tenía mi grupo de amigos y salía siempre, hasta que conocí a Sean, me alejo de todos y mató a la única persona que me quedaba de mí familia, dijo que "ahora no necesitaba a nadie más si estaba con él" y simplemente la degolló enfrente mío. —su sonrisa fue cayendo con cada cosa que decía hasta que casi llora pero tragó sus lágrimas para regalarme una sonrisa triste.

—Te ayudaré a escapar de Asfil, tengo unos amigos en Suiza que te ayudarán, te entrenarán para poder pelear con cualquiera que intente hacerte daño y cuando sea el momento serás libre. —dije agarrando su mano para darle un apretón.

—Gracias, Alma. —dijo antes de tirarse en mí brazos a abrazarme.

Reí por su emoción, me hacía acordar a Crystal y su manía de tirarse encima de otros para abrazarlos.

—Iremos a mí casa ahora y mañana saldremos rumbo hacia el aeropuerto, estoy segura que conseguiré un boleto de última a Suiza. —dije separándome de ella.

[...]

Estábamos en mí casa, Nora se había duchado por lo cual le presté algo de ropa mía y ahora estaba durmiendo en mí cama, mientras yo hablaba con mis amigos de Suiza quienes habían aceptado preparar a la rubia para todo y que la recibiran ellos mismos en el aeropuerto cuando llegue.

Ahora tocaba el pasaje y unas últimas cosas que arreglar.

Carnívoro Verne
Necesito un pasaje de última a Suiza para mañana a las 8:40 am.
Enviado a las 23:32 pm.

Le escribí a Poe, viendo a la chica dormir tranquila como si no lo hiciera hace mucho.

Carnívoro Verne
Lo que su majestad ordene, ¿No quieres un jet privado mejor?.
Recibido a las 23:35 pm.

Carnívoro Verne
Si me vendría mejor, así no hacen muchas preguntas.
Enviado a las 23:37 pm.

Carnívoro Verne
Okey, ya está todo listo.
Recibido a las 23:50 pm

Suspiré dejando el celular en el escritorio cargando, mire a la rubia que dormía en mí cama y lo relajada que se veía, no merecía nada de lo que pasó y está pasando la pobre.

—¿Irás con ella?. —preguntó la voz profunda de Damián haciendo que salte del susto.

—Quiero que se sienta acompañada en estos momentos, no merecía lo que le hizo Sean. —respondí luego de un rato.

—A veces me preguntó si de verdad eres novena. —dijo negando ligeramente con la cabeza.

—Yo también, me lo pregunto. —dije en voz baja.

—Eres demasiado buena para este mundo Alma, descansa. —dijo antes de salir de la habitación.

—Descansa Damián, sueña con los conejitos. —dije con diversión haciendo que rodé los ojos.

Cerré la computadora y fui hacia mí clóset para hacer una pequeña maleta para ambas, tenía ropa de sobra así que no me molestaba darle un poco a Nora, luego saque dinero de la caja fuerte de mí habitación y puse cien mil dólares en cada una, saque un celular nuevo para Nora y un chip que no podía ser rastreado.

—Que la suerte y la diosa de la muerte este nuestro lado. —dije antes de acostarme al lado de la rubia a dormir.

Las Obsesiones De Alma Fox Where stories live. Discover now