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Alma Fox

Un dolor punzante en la zona de la cien, fue lo primero que sentí al recuperar la conciencia, lleve una mano hacia esa área y me senté dónde estaba anteriormente acostada.

Cuando logré recomponermee del todo, mire a mi alrededor, estaba en mí habitación en la mansión Roser.

A mí lado la primer espada con la cual entrene y fue mí primer asesinato, la agarre entre mis manos, me levanté de la cama y hice unos movimientos.

—Aun no pierdo el toque. —me halague a mí misma.

Algo hizo "click" en mí cabeza y recordé a los dos rubios con los cuales había venido, me dirijo hacia la puerta con la espada en mí mano derecha, camino por el largo pasillo hasta las escaleras—conozco está mansión como la palma de mi mano—todo se encuentra en silencio y las luces están apagadas.

Sigo caminando hacia el patio trasero de la mansión, al llegar salgo y veo a todos reunidos, Maila se encuentra parada frente a ambos rubios que están atados a unas sillas.

—¿Qué mierda es esto?. —pregunto llamando la atención de todos.

—Mi preciosa, haz despierto, espera a que ellos también para así les explico. —dice la pelirroja sonriendo.

—¿Sasha? ¿Mia?. —las nombró en busca de respuesta.

—Lo sentimos Alma, pero tendrás que esperar. —dice la mayor de las mellizas, Sasha.

—¿Qué mierda pasa? ¿Por qué estoy atado?. —se escucha la voz ronca de Heist.

—Nada, estará bien. —dijo rápidamente hacia el rubio que me mira en busca de respuestas.

—¿Alma?. —se escucha la voz confundida de la rubia.

—Ahora que estamos todos empecemos. —dice la pelirroja dándose vuelta.

—¿Qué empieza?, Solo venia a dejar a Nora. —pregunto confundida.

—Cariño, todo tiene un precio, ¿Creíste que esto era gratis?, Estoy poniendo en peligro a todo mí clan y seguidores por ti, tienes que pagar de alguna manera. —dice caminando alrededor de los rubios como si fueran sus presas.

—Soy tu hija, ¿Me harás esto a mí?  —intento manipularla aunque sé que no servirá de nada.

—Eso ya no funciona, Alma, ahora dime, ¿Cómo piensas pagarme?. —dice con una sonrisa tétrica.

—¿Qué quieres?. —preguntó entre dientes apretando el mango de la espada con fuerza.

—Hay unos traidores en el clan y tú tienes una espada, propongo un duelo, todos contra la princesa oscura,  veré si estás de forma para la guerra que planeas contra los Black y de paso me deshago de los traidores. —propuso con simpleza mientras paraba frente a Heist examinándolo.

—¿Yo que ganó?. —cuestionó alzando las cejas viendo todos sus movimientos mientras ella veía al rubio.

—Te deshaces de todo el estrés matando, dejaré vivir al rubio y entrenaré a nuestra adorable Nora. —respondió tentándome.

—Entonces que empiece el duelo. —respondí sonriendo de lado.

[...]

Estaba ansiosa,hace más de dos años que no tengo un duelo o algo parecido, en Asfil las cosas no se hacen de estas maneras.

—¿Así que tu mamá?, Pensé que Damián y tú eran mellizos. —dijo el rubio sentado en mí cama.

—Lo somos, pero cuando nacimos era complicado para mí mamá cuidar a dos novenos, Maila no podía tener hijos y negocio con mí madre, ella me cuidaría y entrenaría para cualquier situación, y cada siete meses iría a quedarme con ella y Damián por tres meses, así sucesivamente. —explique sentándome junto a él y Nora.

—¿Entonces ahora cuando volvamos luego tendrás que volver?. —preguntó el rubio.

—No, mí entrenamiento finalizó cuando logré vencer a todos en el clan. —contesté levantándome de la cama.

—¿De qué va el desafío?. —habló por primera vez la rubia.

—Sangre por sangre en un combate de espadas. —confesé haciendo movimientos con la espada

—¿Mueres o te matan? —pregunto la rubia, tragando grueso.

—Exacto, si muero no les pasará nada a ustedes tranquilos, solo los enviaran de vuelta a Asfil. —hice un intento de tranquilizarla.

—¡Wow, alto ahí, lindura!. —dijo sobresaltado el rubio parándose de la cama— ¡¿Es un duelo a muerte?!

—Por supuesto. —dije ladeando la cabeza confundida por su pregunta.

—¡Eso no nos dijiste!. —exclamó con enojó.

—Creí que lo sabían, digo estamos en medio de una de las habitaciones de la gran mafia de Suiza, acá la sangre es lo único que corre. —exclamé dejando la espada de lado

—¡Podrías morir!, ¿Cómo es que estás tan relajada?. —se levantó de la cama ahora la rubia.

—Así me crié, estaré bien, quizás reciba unas cortadas pero nada más que eso. —respondí relajada girándome para verme en el gran espejo de la habitación.

—Alma… —susurró la rubia en voz baja.

—¡Estaré bien!, Soy una novena, esto es lo de menos. —me gire con enojó para verlos.

Odiaba que me subestimaran, soy muy capaz de terminar con todo el puto clan si quiero.

Me voltee con enojó y coloque mí chaqueta de cuero negra, unos guantes negros de cuero que dejaban ver mis dedos y agarre mí espada.

—Alma, es hora. —dijo Sasha entrando a la habitación.

Salí de la habitación sin ver a nadie, mire a Mia quien esperaba afuera, al verme sonrió hacia mí y empezó a caminar guiándome hacia afuera, le seguí el paso, escuchaba los pasos de los demás detrás nuestro.

—No debería decirte esto porque sé que eres capaz, pero suerte. —me sonrió antes de irse para perderse entre la multitud.

Respire hondo y me encaminé al centro, todos gritaban al verme, miré alrededor, gente con la cual me crié, entrene día y noche entre los que debía matar esta noche.

—Saben las reglas, ¡Que corra la sangre!. —dijo Maila sentada en su "trono".

Mire a mí alrededor, los chicos y chicas se pusieron en posición contra mí, sonreí y me puse en posición de pelea con la espada en alto.

Las Obsesiones De Alma Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora