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Alma Fox

La pijamada iba mejor de lo que pensaba, Kaia se acopló muy bien con Crystal y conmigo, era una buena chica.

Pero no todo tiene que ser perfecto y es por eso que jamás me dejó llevar por los ratos de felicidad.

En mí corto tiempo de vida me había dado cuenta que siempre que estoy apunto de encontrar un momento feliz, algo lo arruina, ya sea yo misma o alguna otra cosa, por eso estaba preparada para cualquier cosa que podría venir.

— Iré a ver si Damián quiere algo. —dije levantándome del suelo.

— Okey de paso trae más bebidas de la cocina, porfis. —dijo Crystal con una sonrisa tierna, rodé los ojos y asentí con la cabeza.

Camine unos pasos por el pasillo hasta la habitación de mí hermano, tomé el plomo de la puerta y mire a ambos lados antes de entrar.

— ¡¿Qué mierda pasó?!. —exclamé en un susurró, haciendo movimientos de manos.

— Agarraron a Archie, lo torturaron y tiene un mensaje para la manada, tenemos que ir. —dijo en tono serio.

Suspiré, ahí está el momento que arruina mí poca felicidad, realmente lo esperaba, pero no pensé que fuera algo así.

— Distraire a las chicas, te veo en cinco en la puerta. —dije saliendo de la habitación.

Camine a paso rápido hacia mí habitación, Kaia y Crystal me miraron extrañadas por mí comportamiento, camine hasta mí clóset y me vestí lo más rápido que puede, me puse unas botas estilo militares antes de salir, mire con una mueca a las dos chicas que esperaban una explicación.

— Paso algo con Archie y es urgente, luego les explico, duerman en mí cama y diviertanse, mí casa es su casa. —dije rápido para volver a salir.

Baje corriendo las escaleras hacia la salida de la casa, antes de llegar vi a Damián hablando con mamá, supongo que le explicaba la situación.

— Tengan cuidado, más tu Alma, tus heridas aún no sanan del todo. —advirtió con preocupación.

— Estaremos bien, nos vemos para el desayuno, descansa mamá. —dije dándole un beso en la mejilla de despedida.

— Ve a dormir, estaremos bien. —aseguro mí hermano.

Ella asintió comprendiendo nuestro apuró, ambos salimos de la casa yendo hacia donde estaba Poe con Archie.

— Pude evitar todo esto. —me recrimine en voz baja, mientras caminábamos con Damián.

— Todos pudimos hacerlo. —dijo mí hermano poniendo una mano sobre mis hombros a modo de apoyo.

No quería un discurso de que no había sido mí culpa o algo parecido, ya había recibido más de uno por parte de mí manada y hasta de mí mamá.

Era mí culpa, si no hubiera querido provocar a los hermanos Stein, ellos jamás hubieran secuestrado a Poe, yo no hubiera tenido que pedir ayuda a Afrodita y Poe jamás la hubiera matado, si Heist y Frey no me hubieran encontrado su familia no estaría en la mira de uno de los novenos más peligrosos de la historia y todo por mí culpa.

Ahora tenían que arreglarlo todo y no iba a poner en peligro a nadie, más que a mí.

— Llegamos. —aviso mí hermano sacándome de mis pensamientos.

No dije nada, solo empecé a caminar hacia la entrada de la mansión de Poe, en la puerta nos esperaba una de las empleadas de Poe, ella en silencio nos guió hacia una de las habitaciones.

Al entrar una pizca de dolor se instaló en mí pecho al ver el estado de Archie.

El estaba acostado casi inconsciente en la cama, a su lado Poe miraba al chico con una mueca, mientras que a Archie una chica lo curaba.

— ¿Fueron ellos?. —preguntó Damián sacándome de mí ensueño.

Camine rápido hacia Archie, con la mirada le dije a la chica que se fuera y empecé a curarlo yo, tal como él había hecho conmigo cuando estuve igual.

— ¿Quién te hizo esto?. —pregunte en voz baja solo para Archie.

— A-atenea Black. —fue lo único que salió de su boca antes de caer desmayado.

Atenea Black… la mataré tan lenta y dolorosamente que suplicara piedad.

Las Obsesiones De Alma Fox Where stories live. Discover now