09

1.9K 209 21
                                    

Alma Fox

El dolor que provocaron los golpes cuando intenté moverme para acomodarme mientras dormía me levantó.

- Te traje pastillas para el dolor y antiinflamatorio. -dijo la voz de Poe entrando a la habitación.

- Me ahogaron y me golpearon por ti, traerme pastillas es lo de menos. -dije sentándome con cuidado en la cama.

Habían pasado dos días desde aquel encuentro con la mafia Black, déjenme decirles que saben golpear, el dolor sigue siendo el mismo que al principio solo que lo tolero más.

- Te regalo una librería, ¿Qué dices?. -preguntó pasándome las pastillas junto a un vaso de agua.

- Eso está mejor. -respondí antes de tomar las pastillas.

- Ayer salió en las noticias la muerte de Afrodita, encontraron el cuerpo. -comentó mí mejor amigo sentándose en la silla de mí escritorio.

- Valla mierda, nos va de mal en peor. -respondí rodando los ojos para bufar fastidio.

- No dejamos pruebas y nada nos incrimina así que estamos bien. -dijo el rubio jugando con una daga que estaba en mí escritorio.

- A excepción de que nos tiene en la mira una de las personas más peligrosas del mundo. -ironice mientras me sentaba en la cama con cuidado.

- Lo solucionaremos. -dijo dejando la daga en donde estaba anteriormente.

- Como siempre. -agregue despojándome de las sábanas.

- Venga te ayudo. -dijo acercándose a mí.

Por estos días Poe, Archie y Damián, se habían decidido en turnarse para cuidarme y ayudarme con mis heridas, así que hoy le tocaba a Poe.

[...]

La semana había pasado tan lenta o bueno estar todo el día sin poder hacer nada porque tienes a tres chicos detrás tuyo cuidándote lo hacía ver así.

- Ha pasado una semana, estoy bien. -dije cambiándome para ir a la escuela.

- Juro que si te veo hacer una mueca de dolor te arrastraré hasta casa de nuevo. -amenazó mí hermano.

- Lo que digas, conejito. -dije sin darle importancia.

Tenían moretones en las costillas y estómago, mí labio estaba partido aunque ya casi no se notaba, habían sido gentiles en no tocarme tanto la cara, aunque fue más petición de Eros.

En un corto lapso de tiempo-en el cual estuve metida en mis pensamientos- llegamos a mí no tan amada escuela.

- Te veo en el almuerzo. -dijo mí hermano para luego irse sin esperar respuesta.

Cuando vi que estaba lo suficientemente lejos y no me veía, guíe una de mis manos hacia la zona de mis costillas en la parte izquierda, era muy terca para aceptarlo pero dolía un poco, hice una mueca de dolor y respire hondo antes de empezar a caminar hacia dentro de la escuela.

- ¡Esperanza!. -escuché el grito de entusiasmo de mí única amiga.

- ¡Cristales!. -dije de la misma manera con una sonrisa.

Ella dio un chillido agudo antes de tirarse encima mío para abrazarme, solté un jadeo doloroso haciendo que se separe rápido de mí.

- Lo siento,la emoción, no nos hemos visto desde hace una semana. -dijo con su característica sonrisa.

Eso era algo que admiraba de Crystal, podría pasar por muchas cosas pero ella jamás borraba esa hermosa sonrisa que adornaba su cara.

- Lo sé, siento haberte dejado sola con todo esto de tu hermano y eso, soy la peor mejor amiga del mundo. -dije con arrepentimiento.

- No lo eres, respecto a lo de Jasper no hay problema, se que es difícil para ti también. -dijo comprensiva.

- Podríamos hacer una pijamada en mí casa para recompensar el tiempo que no estuve contigo. -propuse sonriendo hacia la chica frente a mí.

Ella me miró con un brillo en los ojos antes de abrazarme con emoción.

- Es una excelente idea, podemos hacer maratón de películas de terror, comer comida chatarra, usar mascarillas y no nos olvidemos de hacerle bromas al amargado de Damián. -empezó a decir con emoción mientras me arrastraba hacia la clase de biología.

Reí por su emoción y me dejé guiar por ella por los pasillos de la escuela.

- Podemos invitar a la chica nueva, no tiene amigos, aunque parece muy buena onda. -habló Crys dejando sus libros en la mesa.

- ¿Hay una chica nueva?. -pregunte con falsa sorpresa.

Sabía que a ella le emocionaba contarme cosas que a pesar que ya las sabía, pero su mirada y emoción al contarme cosas eran las pequeñas cosas que hacían nuestra amistad más fuerte.

- Se llama Kaia, he hablado con ella muy poco pero se me hizo muy bonita...-empezó a contarme con emoción.

La escuchaba con atención y a veces comentaba cosas de acuerdo a lo que hablábamos, hasta que llegó el profesor y empezó la clase.

Las Obsesiones De Alma Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora