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Alma Fox

Estábamos todos en silencio, tenía a Heist encima mío mientras los demás se apuntaban con sus armas.

—Que manía de estar encima mío tienes, aunque no es de la manera que me gustaría. —le dije al rubio encima mío, él sonrió ladino.

—Cuando quieras lo hacemos de otra manera. —dijo coqueto acercando su cara a la mía.

—¡Heist, concéntrate!. —lo regañaron sus tres padres al unísono.

—Lo siento rubio pero no me gusta sentirme sumisa. —dije dándole un cabezazo para quitármelo de encima.

Con agilidad me subí encima de él y saque un arma de mí espalda, se la coloque en la frente y guíe mí mirada a los que tenía a mí izquierda.

Archie apuntaba hacia Kaia con la arma, Damián a Mayne, Mayne a Poe, Poe a Peerce, Peerce a Hayden y Hayden a Fleur, mientras que Valter me apuntaba a mí y Frey miraba la escena con diversión.

—¡Bajen las malditas armas de una puta vez! —grité hacia todos.

Con lentitud todos bajamos las armas.

—Estamos acá para formar un tipo de alianza no para matarnos. —dije dejando de apuntar con mí arma hacia el rubio.

—Eso no es lo que en verdad quieres. —escuchamos detrás de nosotros.

Allí se encontraba Hades Black junto a sus hijos.

—Tienes razón, quiero a ti hermana muerta, quizás puedas ayudarme con eso. —comente levantándome de encima del  rubio debajo mío.

—Alma, hablemos cómo la gente normal. —demandó Hefesto.

—El problema es que nadie es normal aquí. —me burlé un poco.

—Sabes que no me quieres en tu contra pequeña Fox, al igual que ustedes, una familia de cazadores en una ciudad de monstruos, suena a una muerte segura. —decía Hades mientras entraba a la sala con su porte elegante.

—Podes hacer una alianza ahora entre todos para que no corra sangre o podemos entrar en guerra entre todos ahora, ustedes elijen. —dijo detrás del hombre Zeus.

—Tenemos experiencia,armas y somos más que tú, ¿Qué te hace pensar que no podemos contra ti, Hades?. —preguntó Poe dando un paso al frente.

Hefesto al ver qué mí amigo dio un paso al frente hizo lo mismo.

—Archie, ven aquí. —ordené al castaño, quien en un segundo se encontraba al lado mío.

Zeus y Eros dieron un paso hacia atrás al verlo, mientras que Hefesto parpadeo unas veces parecía reconocerlo.

—¿Alguno de ellos estuvo involucrado en tu secuestro?. —pregunte viéndolos con determinación.

—No, pero los vi en la mansión. —respondió luego un rato.

—Está bien, vuelve al lado de Damián. —dije al castaño quien acató la orden sin rechistar.

—Puedo entregarte a los que estuvieron involucrados, pero no a Atenea. —propuso Hades luego de un rato.

—Ese es el problema, yo quiero a Atenea. —respondí con obviedad.

—Podemos llegar a un acuerdo, entre todos. —agrego viendo a los  demás en la sala.

—Se puede negociar. —dijo la rubia en la sala.

—Entonces negociemos. —sonrió el mafioso.

[...]

Habíamos llegado a un acuerdo entre todos, yo no tocaba a Atenea, y Hades me entregaba a los que estuvieron involucrados en el secuestro de Archie. Nadie más iba a tocar a alguien de mi manada o cercano a mí.

Hades se olvidaba de los Stein y los dejaba vivir en Asfil tranquilos, con la condición de no cazar a su gente, ellos aceptaron con la condición de que si en algún momento se enteraban que alguno perteneciente a su clan estaba metido en cosas como el tráfico de personas o abusaban de alguien irían tras ellos.

Yo negocie que dejen de verme como un objetivo y estaríamos en paz, mientras ellos dijeron que tenía prohibido acercarme a su familia con intenciones fuera de lo normal, no podría lastimarlos en ningún sentido.

Luego de eso cada uno se fue del lugar y quedamos en un acuerdo de "paz".

Obviamente en algún momento alguno iba a romper el acuerdo e iniciaremos una guerra, pero ese momento aún no llegaría.

Las Obsesiones De Alma Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora