Capítulo 9

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Me recogieron el pelo en un peinado simple y clásico para el gran día. Unos pendientes plateados, largos y en forma de lágrima armonizaban el recogido, juntamente con el maquillaje, que tenía toques azulados, acorde a la gama cromática del vestido.

— Abby está al borde del colapso — masculló Mia, irrumpiendo en la habitación de Marina.

Todas las damas de honor nos habíamos instalado ahí para prepararnos para la ceremonia. 

Penelope dio un paso al frente, quedando de espaldas a mí.

— Está bien — masculló, tomando la voz cantante sin atisbo de duda —. Tenemos que dividirnos —. Paseó la mirada por todas nosotras antes de proseguir —. Summer, Vicky, Marina, nosotras iremos a su habitación e intentaremos tranquilizarla. Mia, Gala, id a por una botella de licor y vasos de chupito. Un poco de alcohol ayudará.

Tras decir aquello, abandonaron la habitación. Recogí mi bolso de mano y me dispuse a ir al bar.

— Espera — escuché entonces, y no tardé en sentir el agarre de la mano de Mia en mi brazo.

Me volteé y vi con sorpresa como se sentaba en la cama y palmeaba el lugar que había a su lado. La curiosidad que me provocó su invitación invadió todos mis sentidos.

— Te llevas muy bien con Marc, ¿verdad? —Al principio, su pregunta me confundió. Asentí —. Eso me pareció.

— Es difícil no llevarse bien con Marc — dije, encogiéndome de hombros al hablar —. Me río mucho con él.

— Y él se ríe mucho contigo — farfulló sin dejar de estudiar mi rostro —. Confía en ti.

— Eso creo — balbuceé —. ¿Puedo saber a qué vienen tantas preguntas?

Su sonrisa se agrandó y chasqueó la lengua.

— Me comentaste que habías estudiado el Master en Comunicación, Eventos y RRPP—. Entrecerré los ojos y asentí, sin entender muy bien por donde iban los tiros —. ¿Te gustaría trabajar para mí? — Sentí mis ojos abrirse como platos —. Dijiste que no te acababa de convencer trabajar como organizadora de bodas. ¿Te ves trabajando como supervisora en la organización de conciertos?

— ¿Qué? — me escuché preguntar, demasiado sorprendida como para decir otra cosa.

Labor se desvinculó de Promanagement a principios de año y fundé mi propia agencia de representación — expuso, gesticulando con evidente emoción —. Con el inicio de la gira a la vuelta de la esquina, nos vendría bien tener a alguien nuevo en el equipo. Además de estar formada para ello, conoces a los miembros de la banda personalmente y sabes cómo funciona la industria.

— ¿Lo dices en serio?

Su rostro adoptó un matiz serio y tajante que hizo que se me disparara el pulso y comprendiera que no estaba bromeando.

— Te voy a ser franca — masculló, bajando el tono de voz e inclinándose en mi dirección —. Marc no está en su mejor momento. El tema de la lesión que tiene en la mano le ha afectado más de lo que parece —. Suspiró con aires de preocupación y se mordió el labio inferior —. Ha estado faltando a las reuniones de la banda, bebe más de la cuenta y dice estar cansado todo el rato. Te mentiría si te dijera que no nos tiene a todos muy preocupados —. Estudié la profundidad de sus pupilas verdes y hallé la consternación en su reflejo —. Ayer, durante el karaoke, le vi sonreír y disfrutar del momento por primera vez en semanas.

— Me dijo que había sido una caída tonta, que solo era un esquince y que estaría recuperado para cuando comenzara la gira.

— Puede que se recupere — masculló, sin hacer el intento de esconder la tristeza en el matiz de sus palabras —. Pero lo cierto es que no lo sabemos a ciencia cierta.

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora