Capítulo 27

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Intenté mantener la vista clavada en el libro que tenía entre las manos, concentrarme en la lectura del párrafo que había comenzado a leer más de diez veces desde que nos habíamos montado en el bus. Me había sentado en el sofá de la improvisada sala de estar pensando que podría disfrutar de la soledad. A fin de cuentas, era muy temprano y la mayoría habían optado por refugiarse en la intimidad de sus respectivas cabinas.

Todos menos ellos.

Respiré de forma controlada al ver como Vicky se arrimaba a Ben, dedicándole palabras melosas mientras batía las pestañas con descaro. Ambos estaban sentados en el lado opuesto. Él parecía distraído. De hecho, apenas había despegado la mirada de la pantalla de su móvil. Sin embargo, no hacía nada para esquivarla cuando esta le acariciaba el brazo o apoyaba la cabeza sobre su hombro.

Se me revolvió el estómago y agradecí no haber desayunado esa mañana. Maldito mentiroso. 

Mia yacía a mi lado, con la mirada clavada en la pantalla de su ordenador y ajena a la desagradable escena que se desarrollaba a su alrededor.

Cerré el libro con brusquedad y sentí las pupilas de Hardwicke clavarse en mí. Lo enfrenté y mantuve el contacto visual durante unos segundos, intentando reflejar en mis pupilas el desagrado profundo que me provocaba su mera presencia en esos momentos. Si esa era su manera de demostrarme cuanto le importaba, lo llevaba claro.

El zumbido de mi móvil llamó mi atención y utilicé ese hecho como vía de escape, huyendo del magnetismo de su mirada. 

Jake– juev. 21 oct. 7.42: ¿Te importa si dejamos lo del almuerzo para otro día? Me duele mucho la cabeza y me apetece descansar un rato cuando lleguemos al hotel.

La sensación de alivio se apoderó de mi ser al leer el mensaje. Me apetecía verle, pero también necesitaba tiempo para mí, estar a solas. Necesitaba pensar.

Gala– juev. 21 oct. 7.43: No te preocupes. Tenemos toda la gira por delante para almorzar juntos. Descansa y coge fuerzas para el concierto de esta noche. 

Estaba a punto de bloquear el dispositivo cuando me llegó otro mensaje.

Hardwicke– juev. 21 oct. 7.43: Me gustaría hablar contigo.

Alcé el rostro en su dirección y le dediqué mi mejor mirada de odio. 

Gala– juev. 21 oct. 7.44: Creía que estabas hablando con Vicky.

Abrió los ojos con sorpresa y vi como comenzaba a escribir una respuesta. Decidí bloquear el móvil y guardarlo en el bolsillo de mis pantalones, ignorando el zumbido que produjo este a continuación de forma premeditada.

—¿Necesitas ayuda con algo? — le pregunté a Mia.

Ya habíamos revisado el cronograma del concierto de esa noche, pero en poco tiempo había aprendido que nunca se hacían suficientes comprobaciones; siempre había algo que acababa por escaparse de nuestro control.

Soltó un suspiro que denotaba cansancio y me sonrió.

—No, gracias — acabó mascullando —. Descansa. Te lo has ganado.

Asentí, me dejé caer contra el respaldo del sofá y clavé mi mirada en el techo. Estaba totalmente desvelada y lo último que me apetecía era dormir. 

Un carraspeo proveniente de una de las cabinas hizo que me volteara en esa dirección. Marc no tardó en salir al exterior, agitado por una tos seca. Fruncí las cejas al ver como tenía una cajetilla de tabaco entre las manos a pesar de que parecía estar bastante resfriado. Bajó al piso de abajo sin reparar en mi escrutinio y decidí seguirlo. Lo encontré en la cocina. Había abierto una de las ventanas y estaba a punto de encenderse un cigarro. El cartel de "no fumar" estaba colgado justo enfrente de sus narices. 

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora