Capítulo 33

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—¿Está bueno? — me preguntó Abby.

Tenía la mirada fija en mi cena, que consistía en una ensalada con queso de cabra y nueces.

—Sí — repliqué por inercia, y mis ojos viajaron de nuevo hacia el otro extremo de la mesa.

Me mordí el labio inferior de forma premeditada y estudié la intensidad en el semblante de Ben mientras no dejaba de observarme. Un agradable hormigueo de anticipación me recorrió entera. No me había perdido de vista desde que habíamos vuelto al hotel.

—¿Qué diablos te pasa? — le espetó Abby, inclinándose levemente sobre la mesa y haciendo que él la mirara —. Me pone nerviosa que no dejes de mirar en mi dirección de esa manera —. Contuve las ganas de reír y me metí un trozo de queso en la boca —. Dijiste que te encargarías de darle la cena a Emma, ¿no?

La pequeña repitió su nombre con emoción. Estaba junto a él y tenía un plato de macarrones enfrente.

—Come sola — se defendió Hardwicke, y Emma se metió un macarrón en la boca como si quisiera confirmar la declaración.

—Sí, Abby. La niña come sola — añadió Marc, dedicándome una sonrisa socarrona y pasando un brazo sobre los hombros de Hardwicke —. Beny tiene muchas cosas en la cabeza ahora mismo.

Abby suspiró y tomó un sorbo de su vaso de agua sin replicar.

La pequeña repitió el apelativo que había utilizado Marc para referirse a su tío y se metió otro macarrón en la boca.

—Deja de llamarme de esta manera — se quejó Ben.

—¿Qué tiene de malo? — contestó el rubio en tono lastimoso y haciendo un puchero—. Antes de gustaba.

—Nunca me ha gustado —. Cogió la servilleta de tela de sobre la mesa y le limpió la boca a su sobrina, quien pareció estar más que encantada ante sus muestras de atención —. Por tu culpa la niña también me llama de esta forma.

Marc rodó los ojos y chistó, fingiendo estar ofendido.

Finalmente, el silencio se hizo de nuevo en la mesa.

Tras la entrevista, habíamos regresado al hotel y Mia nos había reunido a todos en el gimnasio. Nos había medio obligado a hacer juntos una clase dirigida de yoga y meditación para afianzar la relación de los miembros de todo equipo. Había resultado la mar de gracioso ver a Peter intentando seguir las instrucciones del profesor.

Después, nos habíamos encontrado en el restaurante del hotel para cenar "en familia". Para Mia era muy importante que nuestra relación fuera más allá del ámbito laboral. La verdad era que apoyaba su filosofía de empresa. A fin de cuentas, tendríamos que convivir durante mucho tiempo.

Alcé la mirada por instinto y el magnetismo de la suya hizo que un nuevo temblor se apoderara de mi cuerpo. Sonreí con nerviosismo y carraspeé antes de darle una patada por debajo de la mesa.

—Auch — se quejó, dedicándome una mueca de reproche fingido.

—¿Te encuentras bien? — quiso saber Mia.

—Me ha dado un tirón — mintió.

—Eso es porque no descansas como toca — lo regañó—. Mañana hay que estar en el estadio al mediodía—añadió, y todos los presentes la escuchamos con atención —; podremos dormir un poco más. Creo que todos lo necesitamos. Especialmente vosotros —. Señaló a los miembros de la banda.

—No sé si podré dormir — susurró Ben como si nada, haciendo que estuviera a punto de atragantarme.

Le lancé una mirada asesina y sentí mis mejillas arder.

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora