El Espíritu Sanador

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Cuando Stolas les contó a todos que un Espíritu Sanador había aceptado su petición de que alguien curara a Blitzø, el susodicho diablillo tuvo que asegurarse de que no estaba alucinando otra vez... Pero efectivamente resultó ser cierto, y eso significaba algo que ninguno de ellos había tenido en mucho tiempo: esperanza. La esperanza de que alguien pudiera ayudar a Blitzø no sólo con los efectos del Parásito Pesadilla, sino también con los demonios internos que él sabía que tendría que enfrentarse tarde o temprano.

...Blitzø no mentiría diciendo que no estaba nervioso: Sinceramente, estaba aterrorizado.

Durante toda su vida, a Blitzø siempre le habían dicho que temiera, odiara y desconfiara de los ángeles por lo que habían hecho a la humanidad demoníaca; No sólo se trataba de los Exterminios (aunque sí jugaron un papel), sino también de la negación de todos los recursos,  riqueza y felicidad que se les daba a los que estaban en el Cielo porque elegían no seguir las enseñanzas de un antiguo y poderoso ser... Claro que este tipo creó todo el universo y todo lo que hay dentro de él, ¿pero significa eso que siempre hay que seguir sus reglas? Y claro, los demonios pueden haber empezado toda la guerra... y haberla continuado intentando condenar a todos los humanos de la Tierra... y siempre estaban causando caos y destrucción a su paso.

"Estaba llegando a alguna parte con esto, ¿no?" pensó Blitzø mientras miraba por la ventana de la limusina que les llevaba a él y a Stolas de vuelta al palacio del príncipe. Estaba claro que ningún otro tratamiento funcionaría en el Hospital San Judas, así que Stolas decidió que lo mejor sería llevárselo a casa para que se recuperara... Por no mencionar que cualquier poder que el Espíritu Sanador fuera a hacer sobre el diablillo requeriría el uso de poderes angelicales, algo que se percibiría más rápido que un pavo quemándose en una reunión familiar de Acción de Gracias; Stolas le había asegurado a Blitzø que tenía muchas formas de ocultar tales poderes de los límites exteriores de su casa, y que iba a tener que confiar en él en esto.

"Sinceramente, le estoy confiando mucho a Stolas: Su vida está en mis manos." pensó Blitzø mientras miraba a su... ¿amante? ¿Novio? ¿Amigo? Sinceramente, no sabía cuál era su relación. Estaba claro que el demonio Goetia lo amaba, y Blitzø le importaba Stolas. Pero... ¿lo amaba?

No había amado a ningún otro demonio en toda su vida después de la muerte de Zella. Incluso ahora, la añoraba a pesar de que se había ido para siempre. ¿Podría darle a Stolas el mismo amor que una vez le dio a su esposa? Sería un error usarlo como Blitzø había hecho con sus amantes pasados, especialmente después de todo lo que Stolas había hecho por él y su familia.

―Estamos aquí, Blitzy. ―anunció Stolas, interrumpiendo sus pensamientos. La limusina se detuvo justo delante de las grandes puertas dobles de la casa de Stolas antes de que la puerta del coche fuera abierta por un asistente. Stolas ayudó a Blitzø a salir del coche antes de entregarle sus muletas. A pesar de que la mayor parte de sus heridas se habían curado, su cuerpo seguía adolorido, y no todas las partes de su cuerpo estaban completamente curadas. Por eso tenía que usar muletas durante unos días... Lo más molesto era el parche en su ojo lesionado y que le hacía sentirse como un tonto, pero Stolas le aseguraba que se veía sexy con eso.

Cojeando se dirigió a la puerta, que fue abierta por unos mozos del lugar, quienes sonrieron e hicieron una reverencia a los dos cuando entraron en la sala. Reginald ya estaba allí esperándolos con su habitual traje de mayordomo negro mientras sus alas blancas y grises estaban perfectamente alineadas como siempre. Inclinándose ante los dos, los saludó con una pequeña sonrisa.

―Bienvenido, amo Stolas. Usted también, amo Blitz... Creo que es la primera vez que entra por la puerta principal y no por una de las ventanas. Las aseadoras se alegrarán de no tener que limpiar el barro de las ventanas esta vez.

Sanando a Blitzø (TRADUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora