Viendo viejos rostros

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Millie sabía con sinceridad que no era una niña normal ni mucho menos mientras crecía. Era una psicópata y no lo ocultaba ni se avergonzaba de ello, simplemente era lo que Satanás le hizo ser. Aunque todos los demonios eran criaturas sedientas de sangre, Millie parecía ser más violenta que los demás y disfrutaba tanto con ello a menudo que en su mente era similar al tener sexo. Desde muy joven siempre mataba algo casi todos los días, desde animales hasta vagabundos, pasando por matones e incluso al novio de su prima mayor cuando este la engañaba con un chico... Se enorgullecía de este último pues hasta dónde ella sabía, todavía no habían encontrado sus cadáveres.

Por supuesto, el hecho de ser una maníaca derramadora de sangre con cuchillos conlleva ciertos inconvenientes; Por un lado no tenía muchos amigos y mucho menos suerte en el departamento de novios: Las pocas veces que tuvo uno o se acostó con alguien, fue sólo porque ellos querían probar su polla en una chica alocada...Bueno, Millie se aseguró de que no tuvieran sus pollas intactas después con varias cuchilladas y cortadas.

Tras graduarse del instituto, Millie decidió dirigirse a la ciudad para intentar triunfar como sicaria a gran escala, sólo para descubrir que las advertencias de sus padres sobre cómo eran vistos los diablillos por el resto del Infierno resultaron ser ciertas: No sólo conseguía trabajos miserables con un sueldo de mierda, sino que los únicos que la contrataban eran otros diablillos o alguno que otro Pecador. Era tedioso y estaban desapareciendo sus ahorros más rápido de lo que quería.

...La suerte le sonrió cuando conoció a Blitz, quien buscaba asesinos para su nueva empresa. Había trabajado con él unas cuantas veces y conocía su reputación, así que tenían un excelente comienzo, pero lo que realmente la hizo unirse fue Moxxie. Tenía un aspecto tan distinto de la mayoría de los diablillos y era tan sofisticado que ella sintió verdadera curiosidad por él. Con el tiempo esa curiosidad se transformó en sentimientos genuinos y un romance floreció entre ambos. Un romance que Millie no cambiaría por nada en todo el Infierno. Especialmente porque ese amor les iba a dar un paquete de alegría dentro de nueve o diez meses.

Mientras se frotaba la barriga, preguntándose cuándo sentiría la primera patadita, Millie siguió escuchando a su madre hablar de las recetas caseras que debía cocinar si quería tener un bebé sano

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Mientras se frotaba la barriga, preguntándose cuándo sentiría la primera patadita, Millie siguió escuchando a su madre hablar de las recetas caseras que debía cocinar si quería tener un bebé sano. Poniendo los ojos en blanco, Millie decidió que ya estaba harta de aumentar la factura del teléfono y dijo:

―Má, ¿y qué tal si Moxxie y yo los visitamos la semana que viene y me das la lista en lugar de parlotear por teléfono?

"Bueno, yo diría que eso suena mucho mejor. Podemos hacer un baby shower e invitar a toda la familia." ―dijo Lin en la otra línea.―. "Incluso puedes traer a tu marido."

Suspirando, Millie negó con la cabeza:  ―¿Aún no lo aceptas, Má? Él es el padre de tu nieto. Y ya te dije que nos ayudó a rescatar a Blitz de esos demonios Goetia que lo secuestraron.

Sanando a Blitzø (TRADUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora