Hacia donde vamos

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Gadreel tuvo que admitir que era agradable trabajar por fin en algo sin preocuparse de que el Cielo lo buscara. Aunque seguía receloso de confiar en Caín, al menos estaba seguro de que el Cielo no lo encontraría mientras permaneciera en su lugar. Después de todo, si el hombre más buscado del Cielo y del Infierno podía permanecer así sin ser detectado a pesar de sus esfuerzos por encontrarlo, entonces Gadreel estaría bien. Siempre que no hiciera nada que enfadara a Caín.

También tenía que admirar las facilidades que le habían concedido por su ayuda en la Operación Nephilim. Un proyecto que, de tener éxito, sería revolucionario en formas que nadie podría imaginar. Trabajaba con el único humano mortal en esta pequeña cábala oculta de Caín: La doctora Spencer. Ella estaba tecleando en una tableta mientras observaba una de las muchas cápsulas tubulares incandescentes que contenían cuerpos humanos flotando en un mar de líquido azul.

Los cuerpos lentamente se descomponían y reformaban, las nanomáquinas interactuaban con las propias moléculas de los cuerpos, actuando como pequeños constructores que seguían su programación para modificar y reconstruir idealmente el cuerpo en una nueva forma. Esto hacía que la piel cambiara a un blanco metálico mientras crecían lentamente unas alas similares de aspecto angelical.

Había más de treinta, quince en cada extremo de la sala en la que se encontraban. Todos ellos tenían acceso a los ordenadores más avanzados que el dinero podía comprar en el mercado negro o a través de canales privados secretos que sólo los más ricos podían permitirse.

Comprobando el último lote, Gadreel tomó notas en su tableta mientras veía cómo los brazos de un humano en su cápsula se disipaban lentamente a medida que las nanomáquinas los descomponían y empezaban a reconstruirlos para hacerlos más fuertes, rápidos y robustos. Era una forma genial de intentar reconstruir el cuerpo humano para convertirlo en un medio perfeccionado de destreza física avanzada. Combinado con tecnología angélica y demoníaca, así como algo de magia, pondría en marcha un gran ejército como nunca se había visto en la Tierra.

Lo único que molestaba a Gadreel era que él no era diseñador original de esta idea. Deseaba serlo, pero esto había sido idea de Caín y la doctora Spencer. Él les estaba ayudando. Normalmente odiaría hacer parte del proyecto de otra persona, pero era un pequeño precio a pagar por la protección.

―Estás manchando de sangre el suelo otra vez.―Le señaló la doctora Spencer, sin mirar a Gadreel.

― ¿Ah sí? Cuándo puedas convencer a Dios de que acabe con mi maldición, dejaré de hacerlo.—replicó Gadreel mientras se frotaba los ojos y la cara con su pañuelo, uno había bendecido mágicamente para que siempre estuviera limpio. Teniendo en cuenta que sus ojos nunca dejaban de sangrar, era un objeto necesario.

― ¿Alguna vez se detiene?―preguntó la doctora Spencer.

― ¿Mientras haya algún tipo de guerra? No.―admitió Gadreel.―. Incluso los pequeños conflictos locales cuentan mientras se luche como si fuera una guerra. Cada muerte en cada guerra es mi castigo por haber enseñado la guerra a la humanidad.

―Así que supongo que tenemos que agradecerte que la humanidad luche inútilmente contra sí misma.―resopló la doctora Spencer.

―Oye, puede que yo haya enseñado a la humanidad a luchar, pero son ustedes los que utilizan ese conocimiento para sus propósitos estúpidos.―gruñó Gadreel, volviéndose hacia la humana.―. Sigo sin entender por qué haces esto. ¿Qué ganas ayudando a Caín? Sabes que Dios es real. Es tu creador. ¿Por qué ponerte en su contra?

―Porque creo en la visión de Caín para la Tierra. Un mundo gobernado sin dioses, ni demonios ni ángeles. Sólo la humanidad. ¿Qué han hecho por el mundo el llamado "Ser divino" y sus ángeles, sino dejar que se pudra en la miseria mientras la humanidad pierde el tiempo rezándole por miedo a desagradarle? Limitando nuestro potencial interior y negándonos el derecho a convertirnos en dioses por nuestros propios medios.―respondió la doctora Spencer mientras se giraba para mirar fijamente a Gadreel.―. El Cielo y el Infierno nos arrastran en sus asuntos, y nos vemos obligados a sufrir por ello. ¿Y si se eliminara tal cosa? La humanidad entraría en una época dorada.

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⏰ Última actualización: Mar 16 ⏰

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Sanando a Blitzø (TRADUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora