Capítulo 8

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 "La vida jamás te pregunta. La vida simplemente te golpea y ya. Tú decides si te rompes como el débil cristal o te forjas como el más fuerte acero."



POV Armando

Me cuelga la llamada y me deja muy emocionado de escucharla a ella tan feliz con su apartamento nuevo pero también de sentir que me permite entrar en su vida de a pocos, que me deja compartir su felicidad y que ahora cuando la vea puedo simplemente abrazarla para acompañarla en todo esto.

Guardo el celular en mi bolsillo y me acerco a la ventana, a lo lejos veo la ciudad, las calles repletas de autos que van con prisa a donde sea que deben llegar.

Veo la gente caminando por el parquesito que hay aquí en el conjunto, niños que corren, un muchacho con su perrito y una pareja tomada de la mano.

Suspiro profundamente y anhelo ese momento de poder estar así con ella, de poder por fin caminar tomado de la mano de mi Betty en la calle, en un parque, incluso en un supermercado.

Nunca, con ninguna mujer sentí eso antes. Sé que ella no me lo cree, que suena raro viniendo de alguien como yo que siempre estuvo rodeado de mujeres, de modelos, de bellezas, pero que nunca demostró nada más allá de lo físico.

La atracción física es algo muy común, vemos gente hermosa que nos atrae todo el tiempo. Pero lo que de verdad es difícil hallar es esa persona que se siente atraída por tu alma y dispuesta a ayudarte a crecer para mejorar. Eso, es algo que se debe conservar y es justo lo que encontré yo en Betty.

Nunca nadie me había mirado por lo que soy, se había preocupado por mi bienestar, por mis tristezas, mis temores. Ella no pensaba que recibiría nada de mí, se conformaba con estar a mi lado.

Y cuando ella se convirtió en mi amiga y mi confidente, yo la traicioné con ese horrible plan macabro, pensando que sería ella la que me traicionaría primero a mí.

Esta mañana volví a temer perderla, por un instante pensé en que tal vez Beatriz podría encontrarse un mejor partido. 

Así no quiera aceptarlo, y suene al nefasto antiguo Armando, por un milisegundo temí que ella me pudiera traicionar, tal como lo hice antes, fui yo quien desconfié de ella, sin ninguna evidencia de que eso fuese posible, pero lo temí con tanta fuerza que me asqueo a mí mismo.

Y es que ya no sé qué haría sin ella, preferiría estar muerto a perder de nuevo a Betty.

Ella es la razón de mi vida, es Betty el porqué de ser mejor persona, todo solamente por merecerla.

Antes no lo entendía, ahora veo claramente que he desperdiciado toda mi existencia entre cosas efímeras, entre banalidades, veo que nunca me enseñaron a valorar lo que en realidad era importante.

Veo a lo lejos la gente entrar y salir de sus casas, subir a sus carros, camiones van y vuelven, bicicletas de todo tipo.

Yo jamás valoré la vida cómoda que llevábamos, los viajes por todo el mundo, los lujos en mi casa, la tranquilidad de saber que así fuera a triunfar o no a la universidad, yo tendría dinero suficiente y mis padres se encargarían.

Un par de veces mi madre se encargó de solucionar con dinero problemas estúpidos en los que yo terminaba involucrado. Escándalos con mujeres en el club cuando no me había ni graduado de la secundaria, un choque de uno de los carros de mi padre, estando con varios amigos y pasado de tragos, era como si tratara de superarme, cada vez me metía en más escándalos con mujeres, especialmente cuando sus padres ricos y famosos se enteraban que yo había jugado con ellas.

IlusiónWhere stories live. Discover now