Capítulo 23

1K 99 658
                                    


"Estás en cada una de mis respiraciones, en cada pensamiento, estas metida tan profundamente en mi interior que "amor" no es una palabra lo suficientemente fuerte para expresarlo, tienes mi devoción, tu nombre está grabado en mi alma, mi lobo es tuyo para que lo mandes. ¿Cien años? Eso no es suficiente. Yo quiero la eternidad."

― Nalini Singh, La llamada del deseo.



POV Armando

Giro mi vista alrededor ligeramente y noto que tiene todas las persianas de la oficina cerradas.

Creo que alguien esperaba privacidad acá adentro.

-La puerta está cerrada con seguro Beatriz –le susurro mientras voy hacía ella, detrás de su escritorio –y yo muero por darle un beso de buenos días como usted no se imagina.

Quedo muy cerca de ella pero sin tocarla, puedo sentir al aroma de su champú, algo que recién ahora entiendo que es tan único en ella y que me recuerda tantos momentos a solas que hemos tenido antes.

- Yo también lo extraño mucho y me alegro de tenerlo por fin aquí –me susurra Betty de vuelta mientras se acerca a mí.

Ella toma mi barbilla y yo me dejo arrastrar, me encanta cuando toma la iniciativa y la siento soltarse, pretendo dejarla hacer conmigo a su gusto.

Beatriz me besa suave, llevando su mano a mi nuca me baja y me sostiene hacia ella.

Mis manos buscan su cintura de forma automática, como si fueran presa del magnetismo que ella tiene sobre mí, como si allí pertenecieran por naturaleza.

La abrazo hacia mí mientras acaricio muy suave y rítmicamente su espalda, llevo una mano hasta su cuello y acaricio también su hombro, tenía otros planes pero me encanta cuando ella toma la iniciativa al besarme, así que lo demás puede esperar un poco.

Sus dedos se enriendan entre mi cabello masajeándome, acaricia mi mejilla con la otra mano y me anclan contra sus labios. Beatriz me besa suave y sin prisa, tierna pero así de apasionada como es ella.

Mi Betty es así y quiero pensar que solo yo he podido disfrutar de esa faceta suya, la mujer sensual y que puede llevarme al cielo sin siquiera esforzarse.

Yo respondo a su beso, mis manos acarician su espalda subiendo y bajando sobre su chaqueta, rozando en el borde de sus senos.

-Armando –me dice muy bajito entre suspiros y pequeños mordiscos –podrían vernos, deberíamos detenernos.

-¿Quién mi vida? ¿Cómo van a vernos si está todo cerrado? –le susurro yo despegándome un poco de sus labios para preguntarle sin alejarme de su tibia piel.

Ella se detiene por un instante y respira profundamente, me mira a los ojos y asiente levemente con la cabeza.

-¿Sabe algo?...Me encanta como está vestido usted hoy - me dice alejándose un poco para poder apreciar de nuevo mi apariencia pero yo la atraigo hacia mí, abrazando su cintura, porque sé que se está acobardando.

-Solo para usted mi vida hermosa, hoy me he vestido y arreglado solo para usted –le digo acercándome a darle un piquito en los labios –de ahora en adelante tenga presente que cada día me voy a arreglar y perfumar para usted, para que cuando me abrace y me bese no quiera alejarse más, para que se sienta perdidamente atraída por mí –agrego juguetonamente mientras ella cuelga sus brazos de mi cuello.

Betty se ríe. Una de sus risitas lindas, esas que tanto amo.

-¿Usted es un ejecutivo o un pavo real mi doctor Mendoza?

IlusiónWhere stories live. Discover now