Capítulo 14

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"La incapacidad de abrirse a la esperanza es lo que bloquea la confianza, y la confianza bloqueada es la razón de los sueños arruinados."

– Elizabeth Gilbert


POV Betty

Llego a Ecomoda ligeramente tarde, tengo encima una reunión con el Banco Montreal y luego debería continuar la selección de los materiales que vamos a adquirir para la siguiente colección.

Y es que hubiera alcanzado a llegar casi que a tiempo, si no me hubiese dejado distraer por cierto ejecutivo que sabe muy bien como captar toda mi atención y que además, debo aceptarlo, besa delicioso.

~En casa de Catalina~

Salgo a la sala lista para irme, voy poniéndome los aretes que combinan con este vestido, un conjunto de pantalón morado oscuro con blusa melocotón y chaqueta a juego, del mismo color morado.

Armando está sentado en el sofá de la sala, su cabeza echada hacia atrás, los ojos cerrados y una expresión de tristeza decora su rostro.

Escucha el sonido de mis tacones y salta al instante, quedando de pie me mira casi con temor.

Entiendo bien que está confundido, yo también lo estoy, pero además estoy angustiada por darle señales mezcladas, por insistir en la cercanía, en el juego sensual de besarlo como si fuera la última vez que lo haré.

Se me acerca y me sonríe con ternura.

-Está bellísima Beatriz –afirma con galantería, mientras extiende su mano para tomar la que tengo libre, porque con la otra aseguro mi cartera - usted es hoy la ejecutiva más preciosa de toda la ciudad doctora Pinzón, es una aparición divina.

Nuestros dedos se entrelazan, en un gesto que ya hemos hecho nuestro, y que parece brindarle calma tanto a él como a mí.

-Muchas gracias por el piropo doctor Mendoza –le respondo muy bajito mientras me acerco a él despacio.

-Usted es la mujer más hermosa que he visto –me susurra aún sin hacer contacto con mi cuerpo, pero estando muy, muy cerca – preciosísima por dentro y por fuera, una mujer real y auténtica, que brilla sin necesidad de oscurecer a nadie, usted es un ángel Beatriz.

-¿Tengo que acostumbrarme a esto de sus galanterías?

-Claro que sí preciosa, voy a pasarme el resto de mi existencia dedicado a que jamás vuelva a creer que siento por usted algo diferente a total y completa adoración –me atrae con una mano en la cintura y con la otra acaricia mi mejilla -¿Ya le dije hoy cuanto la amo mi vida? –me susurra.

-No sé si hoy lo ha hecho... -le respondo también en un susurro mientras se acerca a pocos centímetros de mi boca –pero si sabe que me encanta oírlo cuando me lo dice... así tan... -alcanzo apenas a decirle eso, cuando siento en pleno sus labios en los míos.

Toma mi rostro con suavidad y sus dedos me acarician con ternura mientras su lengua pide permiso y una vez que lo consigue recorre y juega en mi boca como solo él lo ha hecho.

Me besa despacio, con mucha delicadeza pero con los minutos y mi reacción inevitable, se va emocionando cada vez más.

Yo le sigo el paso y respondo a sus caricias con las mías, lo tomo de la nuca y masajeo su cuello con las yemas de mis dedos.

Armando me besa y puedo sentir también como el calor de su cuerpo empieza a envolverme. Incluso estando un poco separados, en lo que supongo es su intento por no desorganizarme demasiado, a pesar que está siendo tan cuidadoso y delicado, la pasión que desborda al besarme así tan lentamente mí sobrecoge.

IlusiónWhere stories live. Discover now