Capítulo 41

1.3K 91 284
                                    


"Te elegiría en todas las vidas, en cada oportunidad, porque eres mi más hermosa casualidad, la que le dio sentido a toda mi existencia."

― Isidro Sánchez.


CAPÍTULO 41


POV Armando


Sentado en mi oficina trato de adelantar algo de trabajo, pero me sigue bailando una sensación chispeante y feliz en mi pecho, satisfecho en muchos sentidos por haber logrado completar esta mañana lo que deseaba, por haber podido no solo cuidarla y mimarla, sino demostrarle que todo esto de los dos va muy en serio, que mi amor es real y sincero, tanto que no me importa si por ahora debo esconderme del mundo, yo seguiré demostrándoselo porque en verdad lo que más deseo es estar con ella.

Su carita al ver la pulsera fue todo un poema, así que supongo que no soy tan idiota para esto del romance después de todo.

Jamás me imaginé haciendo esta clase de cosas, planeando detalles especiales para una mujer. Nunca sentí la necesidad tan fuerte de demostrarle mis sentimientos a alguien, de cuidar y satisfacer a una mujer por fuera de la cama.

Jamás sentí por ninguna otra lo que siento por ella, por quien se ha convertido en indispensable para mi vida y ser capaz de aprender esta nueva forma de amarla me ha enseñado tanto que en momentos me atemorizo, porque no se si podré llegar a ser ese hombre que ella merece, no sé si lograré resarcirme con ella y subsanar todo lo que le debo hasta ahora, no sé si en verdad pueda hacerla tan feliz como yo quiero.

Eso si, sé bien que si llegara a decírselo me reclamaría molesta por pensar de esta manera, pero yo no puedo tener otra mejor razón para mi vida, que no sea Beatriz Pinzón Solano.

Me pongo de pie suspirando y camino hasta el archivador, buscando las carpetas que dejé con información para enviarle a producción sobre cifras previstas de exportaciones a las franquicias.

Cierro el cajón y me pierdo en mis pensamientos, en mis vívidos recuerdos, sonriendo como un tonto al sentirla aún entre mis manos, su piel tibia y suave que anoche por fin pude llevar a mi cama, a mi espacio más íntimo, a mi apartamento.

Llevarla allá fue mucho más que el aspecto físico de tenerla entre mis sábanas, fue la confirmación de algo que inició en mí cuando estuvimos juntos por segunda vez, y era la completa intención de mostrarle a Beatriz que para mí, ella es la única mujer con derecho a ocupar ese lugar especial en mi vida, a llenar toda mi intimidad, a marcarme como suyo y a reclamar todo lo que esto le otorga.

Suspiro de nuevo sintiendo un calor tibio alrededor de mi corazón, que gracias a ella ha aprendido como latir con sinceridad y a logrado renacer de la fría y plástica existencia que llevaba.

-Mi Betty... -susurro para mi sonriendo.

Me siento en calma ahora que ella es una presencia constante en mi cabeza y mi corazón, siento que por fin estoy haciendo algo de provecho con mi vida. Esa concentración y enfoque que ella me ha dado, la tranquilidad de sentirla parte de mi es asombrosa, es algo que apenas ahora empiezo a entender y disfrutar.

Y me siento muy orgulloso también, porque creo que estos recuerdos nuevos que estamos formando juntos son los mejores, son muy significativos y sobre todo tan discretos como para darle el tiempo que me ha pedido.

Respiro profundo y aún con la sonrisa en los labios me dispongo a trabajar un poco, que bastante trabajo que tengo acumulado.

Reviso por última vez mi apariencia porque, aunque Beatriz me ha revisado, organizado y limpiado antes de dejarme salir de su oficina para la mía, su fuerte presencia en mi me hace querer verificar que todo está en su lugar y que ningún tipo de situación es evidente.

IlusiónWhere stories live. Discover now