Capítulo 9

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 "Tal vez esta es la forma más alta de amor: un alma que le da serenidad a otra".

― Susan Vreeland


POV Beatriz

Abro la puerta y me encuentro de frente con una escena que empieza a cansarme, Marcela Valencia furibunda y gritando porque Aura María insiste en detenerla, justo de pie frente a la entrada.

-¡No sea insolente y quítese de ahí Aura María! ¡Yo soy la dueña de esta empresa y puedo ir a dónde se me dé la gana!

-Pero doña Marcela...

-Gracias Aura María –le digo saliendo y tocando su hombro –vuelva a su puesto por favor.

La otrora dueña de la empresa resopla enojada sobremanera.

-¡Qué bueno que se digna a llegar a la empresa Beatriz! ¡Ya se le está volviendo costumbre dejar tirado su trabajo y vacía esta oficina!

-Por favor tranquilícese doctora Valencia, si quiere pase a mi oficina y hablamos...

-¡Pero si usted ya va de salida por lo que veo! –exclama con un tono burlón –No pretendo incomodarla señora presidente de Ecomoda, debe tener cosas más importantes que hacer.

De nuevo el juego de los reclamos porque yo salgo de la empresa, porque no estoy en la oficina cuando a ella llega.

-Todos los empleados de oficina salen a esta hora señora, no veo cuál es su reclamo –le respondo yo tratando de mantenerme calmada.

Las chicas del cuartel, Patricia Fernández y algunos otros empleados que iban saliendo de su horario laboral se encuentran congelados en diferentes puntos del corredor, mirando el espectáculo que esta señora está dando con sus gritos.

-Pero los empleados trabajan, ¡Ellos si cumplen sus funciones!, cosa que no se si se podría decir de usted que nunca está aquí, ¡Pero claro!-dice manoteando en el aire -ahora que no están Roberto, Margarita o Armando para exigirle que cumpla, para revisar si está dirigiendo Ecomoda, pues usted hace lo que le da la gana.

-Mire señora, yo no tengo porque darle a usted reporte de mis movimientos, le pido que me respete porque... -No me deja terminar.

-¡No me hable de respeto porque es usted la que parece que no entiende lo que es eso! –me grita dando un paso más hacia mí –Se le olvida que yo si se la clase de mujer que usted es, de lo que es capaz para obtener lo que quiere –me dice casi en un gruñido.

Puedo escuchar un pequeño suspiro de parte de todo el público que tenemos.

-¡Es suficiente con su grosería hacia mí, no me falte más al respeto! –le grito de vuelta sin moverme de mi puesto –Usted puede ser muy accionista de la empresa, puede ser de mucho apellido, pero no le permito que me trate a mi o a mis empleados de esta manera.

-¡Usted no es nadie aquí, más que una simple ladrona que se aprovechó para meterse de presidente en esta empresa y ahora se cree mucho porque tiene un poco de poder y algo más de dinero! –me grita manoteando en el aire –Usted está abusando de lo que no es suyo, este es el patrimonio de mi familia y de los Mendoza, usted juega con él y no lo voy a permitir, ni por un momento crea que va a salirse con la suya, ni crea que ya porque sacó de aquí al tonto de Armando entonces puede hacer lo que se le da la gana, yo por eso sigo acá, para frenarla en su afán por vengarse de nosotros. Si no quiere venir a trabajar a Ecomoda Beatriz, entonces nombremos otro presidente, uno que si venga a trabajar y no se la pase por ahí quien sabe paseando o haciendo que, mejor para mí porque no quisiera tener que volver a verla por estas oficinas.

IlusiónWhere stories live. Discover now