XV

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En ese momento me sentía como en un mar de emociones encontradas en lo que volvía a la casita. Era casi la hora de la fiesta y tenía la propuesta pendiente pero si no solucionaba el gran problema, sentía que lo mejor era hasta cancelar ese matrimonio. Amaba a ______ con todo mi corazón, era la mujer de mi vida y con la que siempre soñé estar, pero mi corazón no podía seguir esa línea de cumplimiento con mi abuelita, no quería sentirme obligado a hacerlo, no en un matrimonio arreglado. Jamás.

Amaba a mi abuelita, daría la vida por ella, pero hay cosas que simplemente no puedo soportar, no dejaría que el resto de mis primas se encuentre en la misma posición en la que me encontraba en ese momento. Tuve la fortuna de estar enamorado de la mujer con la que me arreglaron el matrimonio, pero antes de saber que era ella, las emociones que invadían mi corazón, mi mente y mi cuerpo eran un revoltijo de energía negativa, algo que lograba que hasta odiara pasar tiempo con mi propia familia por la odiosa obligación de cumplir con todos, y lo estaba haciendo, estuve cumpliendo con todo el mundo desde el día en que recibí mi don, pero no quería hacerlo, odiaba vivir en un mundo donde mi vida estaba planificada paso por paso, no poder caminar por mi cuenta ni vivir para mí mismo. Estaba harto.

Hablaría con mi abuelita esa misma noche pasará lo que pasará y acabaría con esa mierda de los matrimonios arreglados, si nos desviviamos por el pueblo, al menos déjenos elegir a quien amar, con quien compartir nuestras vidas y nuestros corazones, a quien tomar de la mano y formar una vida a su lado. Pero esto nadie lo quería, nadie lo deseaba.

Cuando Isabela canceló su matrimonio con Mariano lo consideré hasta tonto ya que estaba seguro de que ella lo amaba, pasaban tanto tiempo juntos, planeando su vida en frente de todos, pero terminó siendo al revés, ella se desvivia por el amor y la aprobación de la familia que dejó de vivir para ella misma, dando pasos planeados en un libro que escribía mi abuelita. Ella simplemente deseaba vivir su propia vida como ahora mismo lo hacía.

Alguien tenía que decir algo.

Al llegar a la calle de mi casita casi no podía pasar por la cantidad de gente que se encuentraba por la misma, la fiesta ya casi comenzaba y se notaba la emoción en los pueblerinos ante el nacimiento de mis sobrinos.

Al poder al fin entrar a la casita, lo primero que vi fue a mi madre hablando con mi padre sobre los preparativos de la fiesta, muy ansiosos por la ocasión, una pequeña nube con truenos se encotraba sobre la cabeza de mi mami, y únicamente atiné a acercarme y abrazarla, intentando calmarla, convirtiendo esa nube con truenos en una nube donde sobresalía un arcoiris, ella sonrió al fin y me agradeció por la pequeña acción.

-¿Saben dónde está mi abuelita? -pregunté al fin luego de unos segundos.

Ellos se miraron entre sí, aparentemente preocupados, como dudando si decirme o no, lo cual encontré muy extraño, pero luego de un rato mi mami volvió a dirigir su mirada hacia mí y sonrió con algo de preocupación.

-Está en su cuarto. -respondió.

Yo sonreí, y traté de caminar en dirección a la escalera, pero ella me tomó del brazo y me detuvo antes de seguir con mi recorrido.

-Está con Maribel mi hijo. -mencionó mi papá, por lo cual lo miré extrañado.

-Estan teniendo una importante conversación, sería mejor que esperes un poco más. -dijo mi madre, siguiendo la línea de mi padre.

-Yo también tengo algo importante que decirle.

El arcoiris en la nube desapareció, devolviendo los rayos un poco más fuertes que antes, me sentía un poco intranquilo ante la reacción de mi madre, no entendía que estaba pasando en ese momento.

A tus brazos. Camilo Madrigal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora