Extra: Te doy tu espacio.

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Tenerla allí, frente al altar, diciendo que si, no saben como mi corazón explotó de amor, aguantandome todas las ganas que tenía de quitarle ese velo y besarla como si fuera la última vez que probara el jugo de sus labios desbordaban. Quería tenerla solo para mí y moría porque llegará la noche luego de la fiesta. Lo que más me emocionaba del día de mi boda no era la fiesta, ni los invitados, ni los regalos, por eso cuando estaban planeando los preparativos para aquella ceremonia no puse opinión, quería que fuera como ella quisiera porque lo que mas me importaba era tenerla entre mis brazos, que fuera solo mía al fin y yo todo suyo, quería hacerla feliz y eso, solo eso era suficiente para mí.

Y me sentí morir cuando el cura dijo la célebre frase y reviví en sus labios, en su sabor dulce que a mi corazón encantaba. Escuché los aplausos, la gente emocionarse, pero era un sonido lejano, en mi cabeza solo podía decir: "wow, qué chica, maldición". En mi corazón latía su nombre y las mariposas bajaban hasta el calzón. Llevé mis manos hasta sus mejillas antes de romper el beso y en sus ojos vi ese brillo encantador que la caracterizaba, aunque estaba mezclado con algunas lágrimas no tarde en subir mis pulgares deteniendolas a mitad de camino, ella se dejaba caer ante mi tacto sin romper aquella conexión que habíamos creado.

—Te amo. —murmuré.

Ella soltó una pequeña risa entre dientes, y antes de volver a besarme correspondió mis sentimientos, para luego llevarme a sumergirme nuevamente en la calidez de sus besos.

Sentí como una mano acariciaba mi hombro y al voltear pude ver la sonrisa de mi padre y los ojos llorosos de mi madre viéndome, ambos llenos de felicidad compartiendo aquello que sentía en ese momento. No tardaron en abrazarme con fuerza, para que luego, mi mami, con algo de timidez y cariño, se acercó a _____, o mejor dicho, mi esposa, la abrazó y ella correspondió la acción soltando una carcajada que luego fue seguida por la de mi mami. Mi padre se unió poco después, sonreí y me uní de igual manera al tierno abrazo.

Al alejarnos, la miré a los ojos, tratando de no saltar nuevamente sobre ella y besarla hasta llevarla a nuestra cama, pero mis pensamientos fueron interrumpidos con un abrazo, y pocos segundos después por unos sollozos que no esperaba por completo, al bajar un poco la mirada pude ver una cabellera rizada, siendo ésta atajada por un trozo de tela roja y esas pequeñas características fueron suficientes para que descifrara quien era la dueña de aquellos ahogados sollozos. Dolores me abrazaba con fuerza, y quería corresponder, pero ella me había rodeado por encima de mis codos, lo que dificultaba mi acción, aún así, con mis manos acariciaba su cintura que era lo único que alcanzaba. Por encima de ella de encuentraba Mariano, con mis sobrinos, mordiéndose el labio y aguantando las ganas que tenía de seguir el llanto de felicidad de mi hermana, así que me dediqué a sonreírle para luego notar como por fin Dolores se alejaba de mi.

Lo que sucedió durante una hora luego de eso se resume en 4 palabras: felicitaciones, abrazos, besos y familia. Me dediqué a disfrutar cada segundo transcurrido en ese lapso de tiempo, todo de la mano de mi hermosa y perfecta esposa, a la cual, le robé varios besos mientras que estaba distraída sonriendo para las fotos, lo cual me ayudó a conseguir una foto perfecta en la cual, ella reía, mostrando los dientes y sus ojos se cerraban por la gracia, yo la tenía abrazada y le estaba besando una mejilla. La mejor foto.

La fiesta se realizaría en la casita, así que sin perder más el tiempo nos apuramos en volver mientras que el pueblo, con ayuda de Mirabel cantaban y bailaban una canción la cual nos dimos el gusto de disfrutar unos instantes antes de subir al carro que Luisa conducía, pocos minutos luego en la casita. Una vez allí corrimos escaleras arriba subiendo hasta nuestro cuarto, pero antes de entrar, ella se sacó el velo, y sentí como el tiempo de detuvo un momento mientras su corto cabello volaba para luego caer sobre sus hombros, como sus largas pestañas bajaban en un párrafo y luego volvían a subir chocando con sus párpados, sus lindas mejillas sonrosadas compartiendo parte del color con su nariz de botón, ella notó lo distraído que estaba en ese momento y se aprovechó de mi vulnerabilidad para darme un beso, nada más fue un pico, pero fue lo suficiente para encender cosas en mi.

A tus brazos. Camilo Madrigal. Where stories live. Discover now