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ELISA 27

Capitulo 39 "Dolor y amor al..."

— ¿Qué tiempo tomas para descansar? —me pregunta la doctora— Eres una deportista, pero no por eso siempre debes estar haciendo algún deporte, tu cuerpo necesita descanso, eso incluye cualquier actividad que te hagas desgastarte de manera física o mental. 

— Ciertamente estos días he estado bajo mucha presión por el torneo en el que estoy. 

— Es la capitana —explica Astor. 

— Te daré unas pastillas que te van a disminuir el dolor. Por otro lado te recomiendo vayas con un ginecólogo para que vea tu problema. Nunca he escuchado de un deportista que tenga dolores en su parte intima, así que lo mejor será asegurarnos que todo está bien —me pasa la receta— Nada de sexo ni actividades que impliquen los músculos cercanos a ellos. 

— Entiendo, gracias. 

Camino de la mano con el grandote que me sigue a todos lados. Soy consiente de que nosotros llamamos mucho la atención, yo me veo toda rosa a lado de el, que luce muy varonil y agresivo. 

Le comente a Astor del dolor que sentía, así que me trajo casi a la fuerza a una clínica cercana a la universidad para checar eso, según porque debo estar lista para la final. Mañana tomaremos el vuelo a Toronto. 

— ¿Cómo te sientes? —me pregunta cuando me subo a la camioneta— Me gustaría que fueras con un ginecólogo antes del torneo. 

— No tengo tiempo, debo irme mañana por la mañana. Veré si en Toronto puedo visitar alguno, pero no puedo perder más tiempo. 

— Me preocupa que pueda ser algo anormal 

— Te juro que esto ya me ha pasado —miento piadosamente— cuando me esfuerzo mucho con los entrenamiento suelo sufrir algunas secuelas. 

En parte es verdad, cuando me he esforzado mucho por algún torneo suelo tener unas recaídas cuando mi cuerpo ya esta casi en su límite, pero este dolor en mis caderas no es normal, no suele aparecer. Pero también admito que Astor tiene la culpa de eso. 

— No te creo, pero ya supongo que esto te debe ayudar —comenta— espero que te mejores pronto. 

(...) 

— Te juro que yo quería verte, pero no podré ir —me dice Jennifer— Las cosas están muy mal en casa. 

— ¿Quieres hablarlo? 

— No lo sé. Me siento culpable por lo que pasó con mi propia hermana —empieza a llorar— Joss habló con una psicóloga para poder hablar de lo que le sucedió... Mi hermanita no fue atacada por alguien desconocido, no fue en la calle o en la escuela... 

Violeta me mira con sorpresa, sus ojos se ponen vidriosos. Por mi parte, siento un gran nudo en la garganta. Joss para mi siempre fue mi pequeña hermana que nunca tuve, siempre hablaba conmigo con mucha emoción, cuando venía con Jenn a visitarme, en muchas otras ocasiones que salíamos todas. 

» Ella... ella sufrió cinco veces lo mismo, nadie estuvo allí para ella nunca. Le daba vergüenza decirnos lo que le pasaba, ella se sintió apenada por contarnos que alguien la lastimaba. 

— Debemos ser fuerte por ella —me acerco a Jennifer que está llorando mucho por la culpabilidad— Ella debe saber que tú siempre la vas a apoyar, siempre. No sabemos como se siente, pero sabemos que todo va a mejorar en algún punto. Ella ya sabe que ustedes y nosotras siempre la vamos a apoyar, siempre.

Mi vista se vuelve borrosa— Fue Henry —llora Jennifer— Henry siempre actuó como un padre para nosotras, mamá lo amaba mucho. Si yo me siento mal, mi madre está acabada con todo esto. 

— Ese idiota ocupa estar en la cárcel —murmura Violeta— Debemos meterlo y dejarlo morir allí. 

— No es tan fácil, el proceso ha sido privado todo este tiempo. Henry tiene muchos contactos que le están ayudando con la acusación, no hay avance. Tenemos ya un tiempo con esto, pero no hay ni un puto avance con el caso. ¿Pueden creer que está considerando que todo ha sido consensuado? ¡Consensuado con una niña de doce años! 

— Debemos mantener la calma, puedo hablar con unos amigos de mi madre para mover el caso y se haga federal, tendrán que hacer investigaciones verídicas con eso —comenta Vio

— No queremos que pase eso, el nombre de mi hermana sería liberado y conocido. Queremos que nadie sepa, que se manche su nombre por algo que está mal. 

Un nudo en mi garganta se forma, no puedo entender el sufrimiento por el que está pasando Jennifer ni mucho menos el de la pequeña Joss. Joss quien ha sido una niña alegre, buena y bondadosa. 

Me da mucha rabia saber que la justicia no es buena para el que tiene menos dinero que el otro. La familia de Jennifer es sostenida por su madre, que con mucho sacrificio salió adelante como madre soltera huyendo de su país de origen. Después de mucho negarse a tener una nueva pareja, encontrar a Henry y darle la confianza de estar con lo mas preciado, sus hijas. 

El dolor que debe sentir la madre de Jennifer no puedo compararlo con nada, la impotencia de saber lo que pasó y no poder hacer nada, eso es lo peor. Debe ser como un maldito infierno saber que alguien es culpable y lo estén considerando inocente solo porque si, porque puede. 

Henry Markoh es una francés que tiene mucha importancia para este país. Pues es dueño de una importante cadena de hoteles de todo el condado. Que impotencia.