Epílogo pt.2

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Lo que me falta por aprender

Cualquiera que visitara el Hospital General de Seúl podría considerarlo como uno de los lugares más grandes y por tanto más confusos del mundo, después de todo el establecimiento poseía más de diez pisos de alto y un sinfín de habitaciones prácticamente automatizadas para las necesidades del gran espacio, un sitio que evolucionó al tiempo que lo hacía la sociedad. Sin embargo, NamJoon sabía guiarse a la perfección dentro del establecimiento, no sólo porque su KimTec trabajaba en colaboración con el enorme hospital, sino porque su sobrino había estado más tiempo del que hubiera querido ahí dentro, siendo atendido por tecnología de punta y por los mejores doctores durante su coma.

Claro que, su conocimiento sobre los pasillos se había vuelto obsoleto ahora mismo debido al despertar del joven JiMin. Ahora, NamJoon debía dirigirse a una habitación nueva en un piso nuevo, uno con el que había soñado estar desde el momento que JiMin tuvo el accidente: el piso de rehabilitación.

Un pequeño robot lo acompañaba para su traslado sin interrupciones, ya que pese a que el hospital estuviera dividido en secciones y no había que caminar tanto, NamJoon admitía con una sonrisa no saber exactamente cómo llegar a la sala que había sido designada para casos como el de JiMin, por lo que los pequeños robots que llegaban al alto de su rodilla se encargaban de guiar a quien lo necesitara, incluso en casos de emergencia.

Desde que despertó, su sobrino había asistido a terapias especiales para recomponerse por completo, terapias que no sólo iban desde el nivel físico, sino también terapias que lo ayudarían con la parte mental que tanto le había costado a NamJoon conseguir que funcionara.

Eran las tres de la tarde, él traía una caja de donas en su mano y una expresión calmada en su rostro. Ese día, JiMin había comentado que quería algo dulce y NamJoon fue de inmediato a comprar mientras le realizaban una resonancia magnética para comparar con el primer día que había despertado.

—Bienvenido al área C de rehabilitación, avise si necesita algo más y el asis-bot más cercano estará a su servicio —anunció el pequeño robot antes de darse la vuelta, NamJoon sólo movió su mano como despedida y la pequeña pantalla le mostró una carita feliz.

Probablemente JiMin estaría ejercitando un poco su cuerpo en ese momento o jugando algún juego para medir el avance de sus habilidades cognitivas, así que por eso se encontraba en el área C y no en el área B que se encargaba de las pruebas.

De repente, cuando tomó el picaporte de la puerta que lo llevaba a la sala asignada, sintió su celular vibrar dentro del bolsillo de su pantalón. Tomó la caja de donas con su otra mano y sacó su celular, viendo el nombre conocido brillando en la pantalla.

Sus cejas se fruncieron en sorpresa y de inmediato contestó.

—¿YoonGi? —preguntó con duda, alejándose de la puerta para sentarse en la pequeña sala de espera.

—Sí —respondió Min al otro lado, sonando tan serio como de costumbre, quizás más—. Quería decirte que... uh... Ya tomé una decisión —carraspeó—. Sobre el tema que hablaste.

—¿En serio? —dejó la caja de donas en el asiento a su lado, sintiendo los nervios en la boca del estómago—. Bueno, antes de que digas algo, quiero que sepas que nada es obligación, ¿bien? Si necesitas más tiempo puedes decirme, no quiero que nada de esto salga mal —se apresuró a decir, nervioso por obtener una respuesta negativa.

—Sí... —suspiró, tomándose un par de segundos para contestar, tan dudoso como nunca había estado de tomar una decisión—. Acepto que me lleves a verlo, acepto hablar con él, pero no te aseguro que actuaré de la manera que quieres.

How To Train Your Robot | myg + pjmWhere stories live. Discover now