Lección 27

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Cómo ayudar a alguien a desahogarse

JiMin era el único que se movía dentro de la casa. Por otro lado, el dueño de esta, permanecía casi las veinticuatro horas del día metido en su habitación sin hacer nada más que comer, dormir y se levantaba sólo para ir al baño. Ocasionalmente, salía a la sala a ver tv.

El robot trataba de estar lo más cerca que YoonGi le permitiera, todo por hacerle compañía. Servía sus comidas lo mejor que podía, intentando hacerlo sonreír con pequeños detalles hechos con sus platillos; uno que otro osito hecho con masa para dangos japoneses y combinaciones de sabores dulces que sabía que al mayor le gustaban.

Sin embargo, YoonGi no le respondía como esperaba. No le sonreía, ni le comentaba el gran trabajo que había hecho, simplemente tomaba los platos y comía sin prisas. Sus oscuros ojos concentrados a veces en su plato, en la nada o en la televisión con un programa puesto al azar.

Si bien el robot tenía entendido que debía cuidarlo, no sabía exactamente qué se suponía que debía hacer con respecto a la actitud que había adoptado YoonGi. A lo único que podía responder era a los abrazos que el mayor le daba de vez en cuando. Lo escuchaba llorar en las noches y no hacía más que abrazarlo, lo veía mirando hacía la nada y lo abrazaba, a veces sólo lo acurrucaba entre sus brazos para que durmiera tranquilo. Pero los abrazos no servían de cura para el tipo de dolor que estaba experimentando su Hyung.

JiMin entonces consideró que estaba haciendo un muy mal trabajo, era un inútil.

Luego de cuatro días de la misma rutina, decidió hacer algo al respecto y tomó la laptop de YoonGi. Buscó todo lo relacionado con la tristeza, la depresión o las técnicas que podía usar para hacer sentir bien a alguien como su Hyung. Pero se encontró con que todas eran variantes y estaban relacionadas con la razón de la tristeza de la persona en cuestión; JiMin tenía que saber qué le sucedía para poder ayudarlo y eso era algo que veía difícil de lograr. Aun así, leyó todo y esperó a que la mañana llegara.

Al quinto día, se sentó frente a YoonGi para analizar mejor su aspecto. Lucía un poco mejor, pero no lo suficiente.

—Hyung... —en todo ese tiempo no había dicho casi palabras. Normalmente, YoonGi lo miraba con un rostro que demostraba su accesibilidad para decirle lo que quisiera y por ende no había contratiempos, pero ahora que su cara no mostraba expresión más que dolor, todo era aparentemente frustrante—. ¿Hoy también se quedará en su habitación o veremos una película?

YoonGi se encogió de hombros sin interés en la pregunta. Ojeras prominentes y pálidas mejillas lo hacían lucir como un muerto en vida, pero parecía no importarle.

—Sería injusto para ti que aceptara la película, no estaría prestando atención después de todo —habló con una voz ronca y cansada.

—Pero... —no sabía bien qué decir. Toda la situación era un poco difícil de tratar—. ¿No puede ser diferente esta vez? Al menos haga un intento, por favor.

Y no, no quería que una mueca de enojo apareciera en el rostro ajeno. Pero eso fue lo que sucedió. Nuevamente, el rechazo estaba plasmado en la cara de YoonGi y pensó que debería callarse.

—Sí, bien, disculpa por no esforzarme —lo miró con desprecio—. Estoy demasiado mal como para "intentarlo" ahora mismo, por si no lo sabías —soltó venenosamente, JiMin frunció el ceño en preocupación.

—Pero... —dudó—. Pero ya han pasado cinco días.

—¿Te crees que este tipo de cosas se superan de un día para otro? —lo miró ofendido mientras se levantaba del sofá, parecía haber olvidado que ciertamente el robot no tenía un completo conocimiento del problema, mucho menos de las emociones humanas.

—Ni siquiera sé lo que ocurre —su voz sonó tranquila y dolida—, realmente quiero cuidarlo pero no sé qué hacer, no me ayuda.

—¿Quieres saber qué pasó? Bien —las lágrimas habían vuelto a sus ojos y su voz se oía quebrada. Estaba harto—. A mi hermano se le ocurrió salir a pasear en su jodida motocicleta y un imbécil chocó con él, ¡un imbécil que no pudo simplemente esperar a que la luz cambiara! —tomó aire—, no, necesitaba irse a su mierda de trabajo y arruinarnos la vida a todos —su rostro estaba rojo de la rabia y su respiración errática. Por las lágrimas interminables que caían se le notaba que esos cuatro días sólo las había estado acumulado.

JiMin se levantó y se acercó unos cuantos pasos hacía él, quien no había desviado su mirada y parecía como si estuviera intentando tragarse su llanto.

—Hyung... —las lágrimas seguían cayendo y un sollozo se le escapó cuando el rubio decidió tomar sus manos. JiMin esperaba no estar haciendo algo mal—, ¿no quiere hablar de eso?

YoonGi dejó salir lo que parecía ser un sonido de burla.

—¿Para qué mierda querría hablar de eso? —se soltó del agarre de JiMin—. Está muerto —su voz tembló—, ya te lo dije, ¿qué más esperas que diga? HoSeok estuvo todo el jodido día hablándome de eso, ¡ya está!

—Usted dice que "ya está", pero se sigue viendo como si necesitara decir algo —ahora lo tomó de los brazos, mirándolo fijamente hasta que este desvió la mirada al suelo, concentrando su llanto hacia abajo.

Sin más, YoonGi se abrazó al cuerpo ajeno y descargó una nueva dosis de lágrimas sobre el hombro de JiMin. Los sollozos empezaron a tomar más fuerza y los brazos del pálido rodearon la cintura del robot casi como si pensara que este se desvanecería en cualquier momento. JiMin le correspondió y recostó su mejilla sobre el hombro ajeno, esperando pacientemente a que dijese algo.

—La última vez que lo vi le dije que lo odiaba... —soltó casi sin aire luego de los segundos—. Le dije tantas cosas de las que me arrepiento... —JiMin lo apretujó más contra su cuerpo—. Soy alguien horrible, jamás los visité de nuevo... Me deben odiar... Él me debe odiar —su pecho subía y bajaba en busca de aire, el robot cerró sus ojos—. Ni siquiera fui capaz de ir al velorio...

—Hyung, usted no es una mala persona —le arrulló con calma.

—Lo soy, lo soy, maldita sea...

—No lo es, jamás lo fue tampoco.

—Pero... ya no está... —sollozó—. No podré disculparme, jamás... jamás podré...

—Eso es verdad pero... —empezó a acariciar su espalda—... pero estoy seguro de que él sabe que usted lo quería mucho —esperaba haber usado las palabras correctas. El concepto de amor seguía siendo tan abstracto para él—. Él lo sabía, es algo que las personas saben, ¿no? Más aún si conocen a la otra persona lo suficiente. Ustedes eran hermanos, se querían mucho. Quizás usted cometió errores, pero eso no significa que sea una mala persona, todos cometen errores.

YoonGi entonces sollozó de nuevo, pero esta vez, un poco menos fuerte. 

—¿De verdad crees que no me odia? —preguntó casi con desesperación, escondiendo su rostro en el cuello de JiMin.

—Él no lo odia, Hyung —le dijo suavemente—. Estoy seguro que su hermano lo amaba con todo su corazón.

YoonGi no dijo nada luego de eso, sus lágrimas se habían detenido casi por completo y su pecho se sentía más tranquilo. JiMin seguía acariciando su espalda con calma, una ligera sonrisa formándose cuando se dio cuenta que el mayor ya no lloraba.

—No le dije estas cosas a HoSeok... porque aún no podía... —su voz ronca se escuchó después—. Todos estos días me sentí horrible —suspiró—, pero creo que ahora me siento un poco... menos triste...

—Eso es bueno —lo miró por fin cuando el hombre decidió salir de su escondite, recibiendo una suave sonrisa de parte de JiMin—. Es bueno desahogarse.

El pelinegro asintió ante eso y mantuvo su mirada fija en los ojos ajenos por unos cuantos segundos, una de las comisuras de sus labios elevándose ligeramente. El rubio sonrió en grande entonces al darse cuenta de la sonrisa ajena y sintió de repente las manos del pelinegro acariciar su cintura.

YoonGi se acercó al rostro del robot lentamente. Ambas frentes se rozaron antes de tocarse y JiMin parpadeó con curiosidad, sin saber cómo reaccionar.

—No sé qué haría sin ti —susurró YoonGi con su corazón latiendo fuertemente.

How To Train Your Robot | myg + pjmWhere stories live. Discover now