Lección 37

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Cómo soportar tener muchas personas en casa.

La fecha era veintiocho de octubre, el ambiente se tornaba mucho más frío con el pasar de los días y las nubes que tapaban los rayos del sol casi las veinticuatro horas avisaban de la próxima nevada en Seúl, sin embargo, YoonGi se sentía completamente a gusto, y no sólo porque había decidido usar la calefacción como se debía, la razón era simplemente el acompañante que estaba con él.

—Buenos días, JiMinnie —le dijo luego de plantar un suave beso en su mejilla, el otro sonrió.

—Buenos días —contestó automático—. Hyung, estás cariñoso hoy —le dijo juguetón a pesar de que sabía que ya no era necesario llamarlo formalmente.

—Creo que si te veo luego de levantarme, es algo inevitable —le lanzó un guiño.

—Eso es todos todos los días —dijo ladeando la cabeza y mirándolo con curiosidad.

—Lo sé —le dio otro pequeño beso cuando este se acercó a dejar un plato sobre la mesa, amaba que JiMin fuese tan inocente.

Mientras comía incluso pensaba que ese día sería lo mejor del mundo. De hecho, ambos estuvieron hablando sobre salir nuevamente a la pista de patinaje, se habían divertido antes y a pesar de que habían salido al centro comercial otra vez el día anterior, YoonGi tenía el dinero suficiente como para darse un par de lujos por unos días antes de que realmente le hiciera falta. Sin embargo, su día se volvió gris y molesto justo en el momento que alguien tocó la puerta, al mismo tiempo su celular sonaba en su cuarto y JiMin fue a buscarlo mientras que él recibía al molesto invitado.

—¡Hola! —lo saludó Jin sonriente. YoonGi suspiró con desgano mientras tomaba la tarta de limón que este le entregó y lo miró casi como un niño cuando le dan el regalo que no quiere, en este caso, el que no pidió—. Las tartas de limón son buenas con el frío, mi abuela siempre lo dice.

—Sí... supongo —cambió su pie de apoyo pero no le dio pase a la casa—, uh, ¿vienes sólo por eso o...?

—También quería pasar a saludar, debes dejar de ser tan cerrado a las visitas, Yoonie —despeinó sus cabellos como si fuese un niño y el pelinegro cerró los ojos con fuerza, esperando que su cuenta del uno al cien lo calmara para no estamparle la tarta de limón en la cara.

«Y tú deberías dejar de forzar una relación de amistad» le respondió mentalmente.

—De alguna manera tienes razón, pero no estoy especialmente interesado en empezar con ello ahora mis...

—YoonGi —JiMin salió de la habitación que compartían, mirando el celular del susodicho—, Nam Hyung dice que... —sus ojos se elevaron y una sonrisa brillante apareció cuando vio al hombre en el umbral de la puerta—. ¡SeokJin Hyung!

—¡Hola, JiMin-ah! —saludó igual de sonriente.

YoonGi apretó sus labios en una fina línea.

—¡Hola! —caminó hasta la entrada y empujó a YoonGi con su hombro sin darse cuenta, a él casi se le cae la tarta—, pase, pase. Estoy muy feliz de verlo de nuevo, ¿vamos a conversar como la última vez?

—JiMin, pero íbamos a sal...

—Ah, tan lindo —Jin apretó una de las mejillas del robot y caminó con él hacia el interior de la casa, YoonGi estaba implorandole paciencia a quien sea que le estuviera mandando tales desgracias—. Claro que podemos hablar como la última vez, es tan entretenido hablar contigo. Eres más amable que YoonGi~ —le susurró lo último.

—Usted habla más que YoonGi, es tan interesante~ —respondió de vuelta.

—Escuché eso —dijo de inmediato el pelinegro, lanzándoles una mirada mordaz y JiMin le sonrió encantadoramente como si no hubiera hecho nada malo—. Y bien, como sea, ignoremos el hecho de que soy el dueño de la casa y que se supone que soy yo quien invita a la gente a entrar —colocó la tarta en el bar de la cocina mientras los otros dos se fueron a sentar en el sofá.

How To Train Your Robot | myg + pjmWhere stories live. Discover now