Lección 35

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Cómo entrar en confianza.

YoonGi estaba seguro de que aquello no era lo correcto, incluso se sentía mal haciéndolo, pero no podía evitarlo y detenerse no era una opción, mucho menos cuando los ojos brillantes de JiMin le decían que estaba completamente bien todo lo que hacía. El rubio era una especie de apoyo positivo para cualquier cosa negativa que apareciera en la mente del pálido y él simplemente no podía sentirse lo suficientemente culpable.

¿Pero qué era aquello que el pelinegro sabía que estaba mal pero no podía evitar hacer? ¿Qué era ese vil pensamiento y ganas que lo hacían sentir como una horrible persona?

—Hyung, el almuerzo está listo —avisó, colocando unos cuantos platos sobre la pequeña mesa. YoonGi se levantó del sofá y caminó hasta el rubio.

—Gracias, JiMinnie —besó su mejilla lentamente.

Eso.

Se había acostumbrado a besar la mejilla de JiMin todo el tiempo, por cualquier cosa, ya sea por agradecimiento o por estar feliz, y ya se estaba considerando como un completo lunático por pensar que era lo más maravilloso del mundo.

Si estuviera en otras circunstancias, quizás ni siquiera tomaría el pequeño reflejo como algo importante, pero actualmente se estaba sintiendo como una especie de abusador, cosa rara teniendo en cuenta que a JiMin verdaderamente no le importaba que lo hiciera. Aún así, la culpa era grande, pero no tan grande como la satisfacción por haberlo hecho.

—¿Qué haremos hoy, Hyung? —preguntó, sentándose al otro lado con una sonrisa dulce decorando su bonito rostro. YoonGi casi suspira como un tonto por verla, esa era otra cosa rara que estaba pasando—. ¿Nos quedaremos en casa todo el día? Hoy no parece hacer mucho frío.

—No lo parece, pero lo hace —respondió antes de meter una porción de comida a su boca. JiMin ladeó su cabeza en curiosidad—. En Seúl hace frío casi todo el tiempo, sólo imagina cómo se pone en invierno —le dio un vistazo a la ventana y la señaló—, mira esas nubes.

JiMin miró hacia la ventana y descansó su mejilla sobre su mano derecha mientras miraba las grises nubes decorar el cielo de Seúl. Un puchero se acentuó cuando inclinó su cabeza hacia su propio toque y luego miró a YoonGi, sentándose derecho. El pelinegro sonrió enternecido por los labios abultados del contrario.

—Pensé que hoy podríamos salir a hacer algo, no creo que quedarse en casa sin hacer nada sea algo saludable —le dijo, YoonGi siguió comiendo, ignorándolo—. Yah~, Hyung —le dio unos golpecitos en la mano que descansaba a un lado del plato.

YoonGi la tomó, jalando un poco de ella para entrelazar sus dedos y le lanzó una mirada juguetona a JiMin.

—¿Por qué no dejas de decirme "usted"? —le preguntó para cambiar el tema, aunque estaba interesado en eso también, no iba a negar que no estaba de ganas para salir a las heladas calles de Seúl ese día. Los días de inviernos se hicieron para pasarlos en casa, JiMin tenía que entender eso—. Llevamos tres meses, casi cuatro, viviendo juntos. ¿No crees que deberías empezar a ser menos formal? Yo lo hice desde el primer día.

El rubio hizo un gesto pensativo.

—Usted lo hizo porque es un irrespetuoso~ —le dijo con una sonrisa burlona y YoonGi hizo un ademán de darle un golpe en el hombro, pero JiMin lo esquivó y le sacó la lengua, colocando ambas manos sobre su propio regazo—. Pero si quieres que hable informalmente, está bien, lo haré —siguió sonriendo.

—Bien, eso es bueno —asintió, continuando con su comida.

JiMin se relamió los labios.

—YoonGi —lo llamó con un tono tierno.

How To Train Your Robot | myg + pjmWhere stories live. Discover now