Lección 1

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Cómo saber cuando alguien quiere estar solo

El camino a su casa luego de aquella "visita" hacia el centro de investigación KimTec fue un poco incómodo; un taxi los había llevado hasta la casa del pelinegro y el robot simplemente no dejaba de mirarlo, poniendo sus piel de gallina porque parecía no saber hacer ninguna otra expresión aparte de una aterradora, por lo que incluso consideró cerrarle la puerta en la cara por la ansiedad que le producía.

YoonGi estaba completamente consciente de que quizás no era la persona más amable ni la más simpática, sabía que no muchos podían soportar su falta de paciencia y era por eso mismo que su círculo de social estaba reducido solamente a su mejor amigo, por lo que no sentía que tuviera que poner de su esfuerzo para socializar con más personas y ahora mismo se sentía ahogado y es que ¿cómo podría no estarlo? Si el robot (además de ser sólo un poco-muy aterrador) lo seguía a todos los lados a donde vaya.

Y por "todos" es todos.

—Por centésima vez, robot, dudo mucho que necesites información de cómo orinar, ¿puedes darme un poco de privacidad? —preguntó ya harto, en la puerta del baño—. Anda al sofá —ordenó.

Aún no podía acostumbrarse a la presencia de alguien más en su casa, aún se asustaba cuando salía de su cuarto y el robot lo miraba desde el marco de la puerta con su gran e impecable falta de expresión, además, la primera noche se mantuvo despierto hasta tarde vigilando que el rubio no se moviera del sofá en donde "dormía".

Ya llevaba así tres días.

Pero la paga era buena, no hay mucho que decir de eso.

—Pero... se supone que tengo que aprender de su vida y no lo haré si me mantiene alejado de usted —dijo como respuesta, diciendo una línea más larga de la que había dicho en esos días—. Usted sólo me ha ordenado moverme de lugar y quedarme quieto, eso no ayudará —decía mirándolo fijamente a los ojos, algo que YoonGi odiaba con cada fibra de su ser.

Ellos ciertamente no habían intercambiado muchas palabras desde que el robot llegó (aparte de las órdenes de YoonGi de que se mantuviera alejado), a pesar de que aquello fuera algo que el cerebrito le pidió que hiciera, pero el robot tampoco ponía de su parte para iniciar una conversación normal y honestamente YoonGi no iba a hacerlo.

A menos que fuera una situación de vida o muerte como lo era esta.

Tenía que orinar.

—Pero no puedes estar siempre detrás de mí, voy a terminar desesperándome —explicó, sintiendo que iba a explotar porque, realmente, tenía muchas ganas.

—Claro que puedo y estoy autorizado a hacerlo.

—Pues tenemos un problema —se quejó, el robot parecía prestar más atención ante el planteamiento de un problema.

—¿Cuál?

—¿Cómo que cuál? —casi le gritó—. El problema es que mí no me gusta que estén detrás de mí como una sombra —trató de verse más intimidante dando un paso adelante, pero claramente no funcionó—, así que o me das mi espacio de vez en cuando o te vendo por pedacitos al mercado negro, pedazo de chatarra.

Al rubio realmente no le importó esa amenaza.

—¿Cómo espera que aprenda algo?

—Ingéniatelas —soltó entre dientes.

El robot se quedó callado, parecía como si estuviera pensando qué más decir y YoonGi lo miró sin mucha confianza, si en ese momento el robot decidía matarlo por lo odioso que era él no estaría sorprendido, pero nunca admitiría que era su culpa.

—Está bien, intentaré no molestarlo tanto —dijo, como último método, dándole la razón.

—Gracias —y cerró la puerta en la cara del rubio, quien frunció ligeramente el ceño; reacción aprendida de YoonGi

El robot sólo se quedó parado en su sitio, planteándose la idea de que quizás tendría que observar a YoonGi desde más distancia, algo un poco complicado debido a que el lugar era un poco pequeño; sólo era una pequeña casa de dos habitaciones y tres ambientes, tenía un solo cuarto, un baño y una sala pequeña al lado de una cocina mediana y una única mesa que se encontraba frente a la cocina.

Ahora, analizando los eventos transcurridos, sabía que al pelinegro le gustaba su espacio personal y que tendría que estar muy atento a sus reacciones para saber si lo quería cerca o no, pero aún no estaba completamente seguro de cuáles eran los límites del espacio personal.

Pensaba que la convivencia con personas, como le habían dicho, iba a ser enriquecedora y entretenida ya que quien sería su maestro era un hombre joven y, por lo que tenia entendido, a esa edad las personas aún salen de sus casa a socializar o a realizar diferentes actividades. Sin embargo, YoonGi era muy contrario a esa descripción porque pasaba la mayoría del día durmiendo.

Eso lo volvía, quizás, un poco más complicado.

How To Train Your Robot | myg + pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora