CAPITULO XXII
-Tu cumpleaños es el próximo fin de semana -me recuerda Dean, está más emocionado que yo.
-Sí, pero creo que me tocará asistir a la fiesta de los socios del club para las fundaciones -digo mientras dejo mi bebida en la mesa -No puedo organizar cena o algo parecido, es obligación ir -hago una mueca.
- ¿Quien dijo que no lo podemos pasar bien en el club? -alza una ceja y me mira pícaramente.
Le doy un golpe suave en el brazo y comenzamos a reír.
-Recuerda que te dije que te iba a enseñar lo mejor que sé hacer -se acerca más a mí y comienzo a reír- lo que comienza con "o" -susurra a mi oído y mi piel se eriza. Besa mi mejilla y sigue comiendo, aún estoy en shock.
Siento crecer una sensación extraña por dentro, como si fuera una necesidad o un deseo... eso es lo que quiere que sienta Dean, pero si quiere jugar; yo también quiero hacerlo.
Terminamos de comer y comenzamos a caminar hacia el carro, hemos demorado más de lo pensado y mañana tengo que madrugar.
Dean me abre caballerosamente la puerta y entro al auto, a los segundos el está en el asiento del conductor.
-Antes de llevarte a casa, quiero mostrarte mi lugar favorito para pensar -me sonríe a medio lado y me acerco a él para besarlo, que comience el juego. Muerdo su labio inferior y de nuevo me acomodo en mi puesto poniéndome el cinturón de seguridad.
El dios griego me sonríe y salimos del gran estacionamiento del centro comercial; a los minutos llegamos a lo más alto de una de las colinas cercanas a casa, desde acá arriba todo se ve pequeño y maravilloso.
Bajamos del auto y comienzo a caminar hacia el mirador.
- ¿Por qué nunca había escuchado de este lugar? -le pregunto a Dean cuando llega a mi lado.
-Ha estado un poco olvidado, ya a nadie le interesa estar en lugares tranquilos sino en lugares ruidosos donde la música se escucha a mas no poder y abunda el alcohol -se sienta en la baranda y me mira detalladamente.
- ¿Qué pasa? -le miro divertida.
-Nada, solo me acuerdo de mi antiguo yo, el que nunca se había enamorado y había hecho las cosas que he hecho por ti -me sonríe.
Me acerco a él y me acomodo entre sus piernas.
- ¿Ah, sí? -le miro divertida- cuéntame que hacía el antiguo Dean -lo aliento para que me cuente.
-No creo que sea una buena idea -niega con la cabeza y mira hacia otro lado.
Lo abrazo y beso su cuello.
-No creo que algo del pasado haga que me aleje de ti -comento mientras tengo mi cabeza apoyada en su pecho.
Me abraza y besa mi cabeza durante unos segundos, luego hace que lo mire y me sonríe débilmente.
-Anteriormente nunca tomé un relación como enserio, cuando comencé el noviazgo con Penélope años atrás, intentaba ser un novio cariñoso, llevar una relación normal como lo hacían mi hermanos, primos y todas las parejas admirables que me rodeaban; mis sentimientos fueron puros... -no aparta su mirada de la mía y siento algo de celos al escuchar de nuevo sobre la relación que hubo entre ellos, pero no puedo ser tan estúpida, él me quiere- pero no valió de nada, siempre que se le daba la gana se acostaba con uno diferente sin importarle mi dignidad y eso; para resumir la historia yo también lo hice cuando me enteré, cada fin de semana amanecía con una chica diferente con la cual no me interesaba saber su nombre y luego Penélope y yo volvíamos a ser la pareja admirada de la escuela y de la sociedad. Mis sentimientos los guardé en lo más profundo de mi ser y me grabé mentalmente nunca sentir amor u otro sentimiento relacionado con ese por alguien, hasta que apareciste. -acaricia mi mejilla y me acerca más a él- Soy un nuevo Dean, un nuevo amante, alguien que no puede vivir sin ti, alguien desde que te vio por primera vez se imaginó una vida a tu lado, como novios, casado, con hijos y viviendo toda una vida juntos.
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Una historia de amor que jamás dejará de ser escrita
RomanceHay historias de amor que jamás dejan de ser escritas, y este es nuestro caso. Se prohíbe adaptación y copia. Todos los derechos reservados.